El empresario del transporte Antonio Marte, Senador de la provincia Santiago Rodríguez, no es el político dominicano con mejor discurso ni el más conceptuoso, pero sí el mas ameno y divertido, pues sus ocurrencias, condimentadas con el inconfundible acento cibaeño del que nunca ha podido desprenderse, son celebradas por todos, sin importar banderías políticas ni partidarias.
La última de esas ocurrencias fue declarar, en un popular programa de televisión, que en el Senado “se pasa hambre”, en respuesta a cuestionamientos de sus entrevistadores sobre los supuestos beneficios por concepto de alimentos que reciben los miembros de la Cámara Alta. Marte les aclaró que los servidores del Poder Legislativo solo reciben raciones alimenticias cuando se celebran sesiones, “pero tampoco es una dizque que está acabando…si llevan pollo te ponen un chin de pescado”.
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Pero el senador de Santiago Rodríguez no solo hace buenos chistes que todos disfrutamos y compartimos por WhatsApp, en contraste con otros políticos del patio tan serios y formales que no se quitan el saco y la corbata ni en la playa o que se tatuaron un truño en la cara para no sonreír, como hizo ayer con respecto al “tema haitiano”.
Y es que, según Antonio Marte, el problema de la desbordada inmigración haitiana es ”fácil de resolver”, como bien saben –dice– el Presidente, el director de Migración y los empresarios, “pero no hay valor y nadie quiere hacerlo”.
Esa solución, señaló, es votar una ley que penalice con una multa de 30 salarios mínimos al que le dé trabajo a una persona que se encuentre en el país de manera ilegal. Y aseguró que si se aplica esa penalidad a los dueños de fincas, a los ingenieros y a los empresarios que los contratan los haitianos deberán migrar de nuevo a su país. Tal vez no sea tan fácil ni tan sencillo quitarnos de encima ese problema como plantea el ocurrente legislador, pero de lo que sí estoy seguro es de que su “solución” no le hizo la menor gracia a muchísima gente.