Quizás la característica principal del proceso electoral que se inicia es que, a diferencia de los anteriores, no tiene esa carga emotiva que produce la lucha contra regímenes de relativo largo tiempo, de vocación continuista y de generalizada corrupción como el gobierno del PLD. No tiene esa sensación de polarización de las pasadas, sino que en ella se encuentran tantos matices que, en última instancia, constituyen su esencia. Algunas colectividades plantean su disposición de promover cuestiones que entienden positivas del gobierno, se perfilan novedosas alianzas mientras otros mantienen sus viejas posiciones.
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Tenemos un Ministerio Público que lleva varios procesos contra exministros y personajes ligados a viejas o nuevas fortunas que por la magnitud de las imputaciones que se les hacen tipifican como complejos; ministros en áreas claves de verticalidad ética/moral y solvencia profesional, al igual que el personal de Compra y Contrataciones que impide la formación de estructuras mafiosas como en anterior gobierno limitando la corrupción en diversas instancias. Igualmente, un manejo del Presupuesto Nacional sin las triquiñuelas del pasado y podría agregarse la existencia de un nivel de conciencia ciudadana dejado por la Marcha Verde como un importante activo social. Persisten temas significativos: en algunas áreas los poderes fácticos parecen tener más poder que antes, hay permisividad hacia personajes de dudosas prácticas, trayectorias, acusados de cometer hechos dolosos que pretenden presentarse como candidatos del partido oficial a puestos congresuales y municipales; persisten las actitudes propias del ultranacionalismo, algo expresado con la reciente prohibición de la marcha de sectores de la diáspora haitiana que querían manifestar una demanda de ayuda a Haití a la comunidad internacional.
Algo que coincide con la misma que hace el gobierno en los foros. Una absurda negación de derecho, de ese mismo derecho que demanda y la diáspora dominicana.
En algunos sectores de la oposición llamados alternativos persiste una tozudez que les impide llegar a acuerdos y comprender la importancia de las conquistas democráticas logradas. En este proceso, el margen de maniobra para propuestas alternativas es prácticamente nulo. Vivimos uno de esos tiempos de la política en que, como dice la sabiduría china, hay que apoyarse en las columnas más pequeñas porque no se tiene posibilidad de apoyarse en las más fuertes. Es tiempo de resistir y prepararse para transitar un camino largo, tortuoso e incierto.