¡Un siglo de surrealismo!

¡Un siglo de surrealismo!

Max Ernst. El ángel del hogar. Óleo sobre tela114 x 146 cm, 1937. Colección privada. Ejecutada en la misma fecha del Guernica de Picasso. Presagia la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial.

Los primeros dadaístas y surrealistas europeos emergen desde las ruinas, el horror y el dolor tras la Primera Guerra Mundial y desde su alucinatoria fascinación por los estados inexplorados de lo real y lo metafísico. Por su eléctrico destello libertario y su radiante exploración de lo esotérico, el sueño, el subconsciente y el absurdo, el primer manifiesto surrealista de André Breton resultará clave a la hora reflexiva sobre la relación entre práctica artística, sociedad y poder político; sobre la facticidad y/o posibilidad de la poesía y la imaginación creadora, bajo la anomia sistemática y la bancarrota espiritual del neocapitalismo.

Un fructífero siglo de surrealismo se ha celebrado a nivel global el pasado lunes 15 de octubre. El 15 de octubre de 1924, el poeta y crítico francés André Breton (1896-1966) publicaba su célebre Manifeste du Surréalisme/Manifiesto del Surrealismo, implicando este hecho la automática e irrebatible liquidación del Dadaísmo como movimiento cultural y artístico de vanguardia y el estallido del Surrealismo como la más impactante aventura intelectual, libertaria, ética y espiritual del siglo XX.

El Dadaísmo, la más explosiva e irreverente expresión de las vanguardias históricas europeas, fue creado en el Cabaret Voltaire de Zúrich en febrero de 1916 por un grupo de escritores y artistas refugiados en Suiza tras el estallído de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), entre ellos el rumano Tristan Tzara (1896-1963); los alemanes Hugo Ball (1886-1927) y Richard Huelsenbeck (1892-1974); el franco-alemán Hans (Jean) Arp (1887-1966) y el francés Marcel Duchamp (1887-1968).

Los primeros brotes surrealistas surgen hacia el final de la primera década del siglo XX con los textos poéticos y reacciones antiestéticas polivalentes de los dadaístas que advertían las normas estéticas, el racionalismo autoritario y el nacionalismo vigentes entre las causas del horror de la guerra. Los dadaístas no sólo subvirtieron las categorías, técnicas y medios tradicionales, sino también los modos interactivos petrificados e insensibles entre arte y sociedad, impactando el proceso disruptivo y renovador de los conceptos de obra, práctica y condición artísticas hasta nuestros días.

La diatriba entre facciones sobre la paternidad, orbita y adscripción del término surrealismo, caldeaban la escena cultural y artística europea semanas antes de que André Breton incluyera su manifiesto como prefacio de su libro Poisson Soluble (Pez soluble), publicado en la fecha indeleble por Éditions du Sagittaire. Otro Manifeste du surréalisme, había sido publicado por el escritor franco-alemán Yvan Goll (1891-1950) en el único número de su revista Surréalisme el 1 de octubre de 1924. Pero sería el texto de Breton el celebrado y mitificado para siempre como el manifiesto genésico del surrealismo.
En dicho texto, André Breton declara: Surrealismo: s.m. Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar tanto verbalmente como por escrito o de cualquier otro modo el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, con exclusión de todo control ejercido por la razón y al margen de cualquier preocupación estética o moral…

Y agrega Breton: El surrealismo se basa en la creencia en la realidad superior de ciertas formas de asociación que habían sido desestimadas, en la omnipotencia del sueño, en la actividad desinteresada del pensamiento. Tiende a provocar la ruina definitiva de todos los otros mecanismos psíquicos y a suplantarlos en la solución de los principales problemas de la vida…

Junto al suyo, André Breton cita los nombres de quienes ya en ese instante habían dado fe de “surrealismo absoluto”: Philippe Soupault, Louis Aragón, Robert Desnos, Paul Éluard, Jacques Barón, Jacques-André Boiffard, Jean Carrive, René Crevel, Georges Limbour, Joseph Delteil, Max Morise, Pierre Naville, Marcel Noll, Benjamin Péret, Francis Gérard, Pierre Picon, Roger Vitrac y Georges Malkine, único pintor del grupo.

y artistas visuales surrealistas de las décadas de 1920 y 1930, destacan Víctor Brauner (1903-1966); Giorgio de Chirico (1888-1978); Francis Picabia (1879-1953; André Masson (1896-1987; Max Ernst (1891-1976); Yves Tanguy (1900-1955); Marcel Duchamp (1887-1968); Man Ray (1890-1976); Salvador Dalí (1904-1989); Joan Miró (1893-1983); Jean Arp (1886-1966) y René Magritte (1898-1967).

El surrealismo europeo, cuyas primeras plataformas difusoras fueron las revistas Littérature y La Révolution Surréaliste, resalta el componente crítico de las teorías y prácticas creadoras y es el movimiento artístico vanguardista más autoconsciente e influyente del siglo XX. En 2017, el manuscrito original del primer manifiesto surrealista de André Breton, cuyo valor se estima en la actualidad entre 600.000 y 800.000 euros, fue protegido por el Ministerio de Cultura de Francia y declarado oficialmente como patrimonio público y Tesoro Nacional.

Subvirtiendo de manera radical las normas estéticas, morales, políticas y culturales autoritarias, los primeros surrealistas europeos, construyeron puentes dialécticos y mágicos entre la razón, lo irracional, la realidad y lo irreal, explorando el potencial liberador y productivo de la poesía, la escritura automática, el sueño, el azar, el erotismo, lo incógnito, la ficción y el subconsciente…

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