Oye Herminio –dice Píndaro-, y.. ¿Qué es eso, disque ‘el ojo del arúspice’, que escribió nuestro amigo El Poeta de la Motocicleta?… “Jajajajaja… -ríe a mandíbula batiente Herminio-… Mira, arúspice era un personaje de la antigua Roma que se suponía venía a investigar hasta las entrañas para predecir el futuro… Un sacerdote que estudiaba en los animales muertos para visualizar el futuro… Resulta, que la semana pasada nuestro amigo El Poeta de la Motocicleta re-editó su primer libro de poesías que hace ya 32 años vio la luz pública en Casa de Teatro y… ¡lo hizo por todo lo alto!, amigo Píndaro”…
“Ahhhh… -exclama Píndaro-… Vi que el libro se llama “el ojo del arúspice: Una mirada reflexiva”… ¿Y qué reflexividad quiere hacer nuestro poeta amigo mirando a su arúspice?…”.
“Las cosas tuyas, Píndaro, -comenta Herminio-… Mira, en los años sesenta la literatura dominicana despuntó con la ayuda de valiosos jóvenes poetas entre los cuales en La Vega sacó la cabeza un flaco que –según Freddy Ginebra, el Duende de La Casa- gustaba comer arenque, cuya inteligencia pareció sentar precedentes que hoy le han permitido ser respetado por sus compañeros de inicio y por los nuevos aventureros de las letras y los sueños… Según uno de sus grandes amigos de aventura literaria –José Rafael Lantigua-, parece ser que sus letras impresas en esta obra han dado vuelta a la tuerca de nuestra literatura… Y, ahí no queda la cosa… Se ha dicho, que es una mirada espejo fundamental a la solidez de las corrientes literarias de finales del siglo pasado… Jochy Herrera ha visto en esta obra una expresión vivencial del acontecer atribulado y de su propio existir que le permite presagiar… Y, yo digo… ¡Tremenda responsabilidad para nuestro Poeta de la Motocicleta!…”.
“Ta duro, tú, Herminio… –expresa Píndaro-… ¿Y, ese librazo está tan profundo como me parece entender por tus palabras?…”
“Eso no es nada –recibe como inmediata respuesta-… En una de las introducciones de esta re-edición histórica, otro de sus grandes canchanchanes literatos –Plinio Chahín- relaciona a “el ojo del arúspice” con la poesía del pensar… A su obra, la sindica como la que dio inicio a la ‘Generación de los Poetas de los Ochenta’… Una obra escrita que instauró una nueva sensibilidad en la poesía dominicana… ¿Oíste eso, Píndaro?… Catapultan a nuestro amigo hasta otras dimensiones siderales al llevarla a ser el inicio de una nueva órbita textual… Es más, una de las críticas que más me ha gustado es cuando Plinio ha señalado que ‘la autonomía de Mármol no ha sido únicamente un hecho artístico, sino también un estilo de vida, una preparación interna al trabajo poético, una ética’.”.
¡Eso… eso… eso… -exclama Píndaro saltando sobre su asiento-… Eso digo yooooo…. Es que mi amigo Jochy Mármol, a quien con mucho cariño le llamo El Poeta de la Motocicleta, es pura ética y él no juega con esooo… Mira cuántos amigos le han dedicado sus palabras de apoyo a la re-edición…”.
“Epaaaa… -interrumpe Herminio-.. Y eso, que tú no has leído siquiera una de las poesías en la obra… Es más, siéntate bien tranquilo que te voy a leer una que dedicó a su madre… Prométeme que no me vas a interrumpir…”.
A lo que Píndaro le expresa; “¡Cuenta con eso!”.
“Aquí te va, Píndaro… -refiere Herminio-”.
“Su título es: ‘elegía críptica al fonema “m” y su texto es el siguiente:
“a ti siempre mirándome siempre te oigo lejos
siempre de mí distante empozada en mis párpados de ayer
a ti siempre llamándome siempre te siento cerca
pedazo no vencido de una limpia eternidad que se termina
un día inesperado sin principio ni final entre las horas
un día en el que Sísifo sucumbe bajo el peso de la piedra
a mi madre
Y, Píndaro exclama: “¡Un ojo histórico y, a la vez, familiar!… ¡¡¡Por eso Jochy, El Poeta de la Motocicleta, es mi pana full!!… Es momento propicio para que ‘el ojo del arúspice’ y su autor, reciban de nosotros una gran felicitación!!!”.