El último incendio ocurrido en La Victoria, la cárcel de mayor población en el país, no debe convertirse en un tema del momento, en un episodio del que todos opinamos, y sanseacabó.

Ya sabemos los dominicanos cómo nos encanta ocuparnos de un tema casi con pasión, con sumo interés, pero el mismo desaparece de la agenda pública con la misma velocidad. El tema de La Victoria, al contrario, debe llevarnos a uno mayor y que lo incluye, como es la cuestión del sistema penitenciario de la República Dominicana. Como afirmó en estos días el eminente sociólogo Cándido Mercedes, todos los Gobiernos dominicanos han fracasado en el tratamiento del tema penitenciario. Tratemos de que ahora sea diferente.

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Motoristas y patanas

Ahora que importantes agencias gubernamentales están diseñando sus acostumbrados programas de protección ciudadana, en ocasión de la Semana Mayor, sugerimos poner el ojo de manera particular en los motoristas.

Como suele ocurrir, las autopistas y las carreteras estarán en estos días –de jueves a domingo– repletas de vehículos hacia los más remotos puntos de la geografía nacional. La gente aprovecha los días santos para vacacionar, una especie de espiritualidad secularizada. Se busca una alegría tranquila.

Estos viajes explican los desvelos de las autoridades, particularmente a las aglutinadoras del COE, para que estos vacacionistas lleguen bien a sus puntos de destino y así regresen a los hogares. Para conseguirlo hay que frenar a los alegres conductores que se mueven en todo tipo de vehículos, incluidos los temibles “vehículos pesados” .

Pero están también los traviesos motoristas, gladiadores motorizados, que no temen al miedo ni a la autoridad. Contra unos y otros, los vehículos pesados y los motoristas, las autoridades tienen que ser rigurosas y apretarlos, aunque se quejen. Preferimos las quejas contra la autoridad que protege vidas y pone orden, que los avisos de accidentes, de heridos y de muertes.

Rigor, orden y aplicación de la Ley de Tránsito sin concesiones en estos días de Semana Santa.