Una diáspora menos pobre y mejor educada. El último censo norteamericano fue realizado en el 2019 y si se le compara con el de 1999 arroja datos muy positivos sobre los dominicanos que residen en Estados Unidos.
Son 2.2 millones de personas de origen dominicano que, unidos a los 0.3 millones que viven en otros países arroja 2.5 millones, una cantidad equivalente a un 23% de los dominicanos que nos mantenemos en este país. Es decir que aproximadamente uno de cada cinco ha optado por vivir en el extranjero. No es mucho si se le compara con la proporción de cubanos, puertorriqueños, salvadoreños y haitianos que residen fuera de sus patrias. En Estados Unidos constituimos el cuarto grupo étnico más numeroso después de los mexicanos, puertorriqueños, salvadoreños y cubanos.
Un muy alto 42% de esos dominicanos, es decir casi la mitad, nacieron en Estados Unidos lo que significa que son ciudadanos americanos con derecho a votar allí. Esa alta proporción refleja el hecho de que se trata de una segunda o tercera generación, en contraste con los que salieron poco después de la caída de la dictadura trujillista.
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Ese censo también refleja una mejoría en el bienestar de nuestra diáspora pues el ingreso promedio por persona en hogares dominicanos, ajustado por inflación, es ya un 43% más alto que la cifra de 1999. La pobreza se redujo de un 27% a un 19%, lo que quiere decir que apenas uno entre cinco dominicanos ausentes es pobre. Esa reducción en la pobreza ha sido la más fuerte en comparación con los otros grupos étnicos y raciales. Además, su participación en la fuerza laboral aumentó más que el promedio para todo Estados Unidos y solo un 6.9% se declaró desempleado.
Todo lo anterior explica el incremento en los niveles de remesas, las visitas familiares al terruño y la compra de apartamentos o viviendas en zonas de playa.
También es una diáspora cuya educación ha mejorado y eso indudablemente influye en el nivel de bienestar. Un 34.6% de las mujeres dominicanos nacidas en Estados Unidos posee un título universitario. Esa proporción es mayor que el promedio de todas las mujeres norteamericanas y definitivamente mucho mayor que la proporción de las mujeres dominicanas residentes en nuestro país y con títulos universitarios. Un 31.6% pasó por la universidad aunque no se graduó, por lo que un 66% de esas mujeres transitó por las universidades.
En el caso de los hombres dominicanos nacidos en Estados Unidos, un 23% obtuvo un título universitario y un 29% estuvo en la universidad para un alto 52%, lo que constituye una proporción igual a la población masculina norteamericana en general.
¿Qué proporción de esos hombres y mujeres retornarán al país a ofrecernos sus conocimientos adquiridos en universidades norteamericanas? ¿Cómo impactarán esos recursos humanos en nuestra economía? ¿Algo tan o más importantes que las remesas?
Esta comparación fue realizada por el Instituto de Estudios Dominicanos del College University of New York (CUNY).