Cuatro o cinco años atrás era impensable leer o escuchar que alguien se atreviera a proponer públicamente que el doctor Leonel Fernández, tres veces Presidente de la República y uno de los políticos más brillantes y exitosos de nuestra historia democrática, fuera candidato a otro cargo que no sea la más alta investidura del Estado, y mucho menos sugerir que se aparte del camino para permitir que alguien más joven, su hijo Omar, tome su lugar en una boleta electoral.

Y todo eso ha ocurrido tras los resultados de las pasadas elecciones municipales, que hicieron que se desplomara el discurso del líder de la Fuerza del Pueblo de que es el principal partido de oposición. Es lo que explica que al calor de los resultados, y la conmoción que provocaron, un diputado peledeísta se atreviera a proponer la fórmula Abel-Omar para las presidenciales de mayo, partiendo del hecho de que si algo demostraron esos resultados es que solo si el PLD y la Fuerza del Pueblo se unen tienen alguna posibilidad de vencer al PRM y detener la reelección del presidente Luis Abinader.

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También explica la carta dirigida al doctor Fernández por Jaime David Fernández Mirabal, en la que el miembro del Comité Político del PLD le propone que apoye a Abel Martínez en las elecciones del próximo 19 de mayo, un “sacrificio” en nombre de los mejores intereses del país y de la democracia, que siempre deben estar por encima de los particulares y partidarios. “Es importante que usted valore la posibilidad de apoyar a Abel Martínez, con un acompañante de la Fuerza del Pueblo, como expresión de una nueva generación política con capacidad para sumir el liderazgo de la Nación”.

El rechazo del doctor Fernández a esa propuesta se podía anticipar aunque no hubiese respondido personalmente la carta, como sucedió, pero al líder de la Fupu le conviene, aunque en su caso sea talvez pedir demasiado, tomar nota de las señales que indican que empezó el ocaso de su estrella política.