Una exposición muestra en Barcelona al Borges más viajero

Una exposición muestra en Barcelona al Borges más viajero

Una exposición muestra en Barcelona al Borges más viajero

Barcelona, España. El Borges más viajero a través de las fotografías que le tomó su esposa, María Kodama, es el protagonista de una exposición abierta hoy en biblioteca Jaume Fuster de Barcelona, que se podrá visitar hasta el 14 de octubre.

“Me encanta que esta biblioteca que pone su acento en los viajes acoja esta exposición”, dijo hoy en la presentación de la muestra Kodama, que conserva miles de fotos que hacía a Borges en los viajes.

“Me gusta la fotografía porque, aunque yo me dedico profesionalmente a la palabra, la imagen es un instante y estas fotos muestran el interior de la persona fotografiada y la relación entre las personas fotografiadas. No mienten».

Admite que no es una fotógrafa profesional, pero que ama el arte de la fotografía y que tomaba muchas fotos de Borges sin un guión previo.

Siempre, cuando volvían de esos viajes, comían con los mismos amigos, a los que mostraban las fotos y de la sugerencia de ellos surgió la edición, “ya que les mostrábamos las fotos y nos decían que podrían formar parte de un libro, y fue así como surgió la publicación de ‘El Atlas'».

En la exposición se puede ver a un Borges aventurero, como cuando decidió subir en globo o cuando logró su gran empeño, visitar las pirámides de Egipto.

“Borges quería subir en globo y, aunque pudiera resultar peligroso para un hombre de su edad, yo respetaba su libertad y además en ningún momento me transmitía inquietud, porque una persona es lo que transmite”, narraba Kodama ante las fotografías.

“Si alguien ignora la peculiar felicidad de un paseo en globo es difícil que yo pueda explicársela”, anotaba el autor de “El Aleph» en “Atlas».

A esta frase, añade hoy Kodama- “Aquel viaje en globo fue maravilloso, sobre todo, el silencio que había en la altura».

Miles de anécdotas se amontonan en la memoria de Kodama, como la de su viaje a Egipto haciendo escala en Atenas y el empeño infructuoso del embajador griego en Ginebra de que visitara Grecia, que acabó casi en una discusión a tres bandas con una azafata de avión.