“El Periódico Hoy del jueves 3 de noviembre, en una última página nos da la noticia: “Muere Gral. Chinino; habría ordenado crimen Orlando.” A seguidas informa: Salvador Lluberes Montas murió a los 90 años en su residencia de Casa de Campo, de La Romana. Será velado en Funeraria Blandino. Mas adelante lo señalan como ex Jefe de las Fuerzas Aérea Dominicana y la Policía Nacional autor intelectual del asesinato de Orlando Martínez y de otros muchos crímenes durante los 12 años fatídicos del presidente Joaquín Balaguer siendo causa de su muerte un infarto. Resaltando otros crímenes horrendos y los militares condenados por ese crimen
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En una segunda edición del sábado 5 de noviembre bajo el título: “Despiden a Chinino con honores militares en la Abraham Lincoln.” Resalta ese dato y como familiares y allegados lo definen: “Una persona integra, quien siempre estuvo entregada a su familia y tenía la mayor disposición de ayudar a sus cercanos.” Cosas de familiares tiene que ser, no del pueblo dominicano. Mas adelante, en una última página, refiere: “En medio de un amplio despliegue militar por parte de la Fuerza Aérea Dominicana (FARD) le dieron el adiós a quien fuera jefe de ese cuerpo castrense.” Verdaderamente deplorable y bochornoso. Por ello la prensa escrita no se hace esperar. Da a conocer las facetas de este funesto personaje, causante de múltiples crímenes de periodistas y jóvenes revolucionarios como los refugiados en una pequeña cueva del Km. 14 de la autopista Las Américas muertos por tropas militares encabezadas por Chinino. Encausado en el expediente acusatorio de la muerte de Orlando junto a varios subalternos como Mayor Joaquín Pou Castro, Jose Isidoro Martinez, Luis Emilio del Rosa, siendo autor principal del alevoso asesinato de Orlando baleado en su vehículo por sicarios de Chinino, a quema ropa, en la cercana Universidad Autónoma, el 17 de marzo de 1975, logrando ser excluido del expediente judicial por supuestas “razones de salud.” Y muere tranquilo, como si no tuviera su alma cargos de conciencia.
Esa noche, en llegando a mi casa, mi esposa angustiada me entera del crimen cometido. No lo podía creer. Una vida fecunda, una amistad ennoblecedora tronchada de manera cruel, inesperada. Nunca más volverán aquellos momentos inolvidables compartidos en casa de la entrañable amiga Emma Tavares Justo, su compañero y amigo Marcos Rodríguez y tantos buenos camaradas. Mis lágrimas secas de llorar, me piden tomar papel y lápiz y escribir así sea un breve y sentido poema que brota espontaneo del fondo del corazón del respeto, la amistad y afecto que unieron nuestras vidas más allá de la muerte.
Que no se vaya el metal persuasivo de tu voz.
Que no se pierda el calor- verdad de tu acento.
Que con tu vida que se nos va, nos llegue el aliento
De vivir y luchar por una vida mejor.