A diez minutos de torres, túneles, elevados y lujosos centros comerciales 8800 personas sobrevivían con el agua al cuello, siempre a merced de la marea
Las inundaciones y la exclusión eran literales cuando se hablaba de La Ciénaga y Los Guandules. El saldo trágico de los eventos atmosféricos de los pasados meses de noviembre de 2022 y 2023 se trasladó de la margen baja y fangosa del río Ozama al centro seco y alto de Santo Domingo.
Hace apenas un año el hacinamiento y la basura eran el común denominador en Domingo Savio, sector que aglutina esas dos demarcaciones de la parte baja de la margen occidental de la ribera del río Ozama.
A diez minutos de torres, túneles, elevados y lujosos centros comerciales 8,800 niños, envejecientes, hombres y mujeres sobrevivían con el agua al cuello, lloviera o no lloviera, siempre a merced de la marea.
En pleno Distrito Nacional, pero totalmente desconectados del concepto ciudad, sobrevivían 43,000 personas en un radio de 3.5 km², cuando la densidad poblacional de la Capital es de 10,537.67 habs./km² y la del país, 228 habitantes por km². El cálculo es simple, el resultado espantoso 39,000 personas residiendo en un km².
Unas 2500 familias, literalmente, flotaban en sus pequeños y endebles hogares construidos sobre la superficie del agua encima de sacos de basura y arena. Las casitas estaban atrapadas en lomas de desechos sólidos y sedimento, colocadas a apenas dos metros sobre el nivel del mar, cuando el nivel promedio de la ciudad es de cuatro.
Era imperativa una intervención urbanística para combatir la vulnerabilidad de la zona. El Gobierno la convirtió en un nuevo desafío para la Unidad Ejecutora para la Readecuación de Barrios y Entornos (URBE), una vez entregado con grandes logros y aportes el proyecto de La Barquita.
Lo que se ve
El arquitecto Jesús Díaz Félix, encargado de asuntos urbanos y diseño, del Proyecto URBE, narra como tras un levantamiento se propusieron intervenir en tres puntos importantes. El primero, adecuar, regenerar y mejorar una zona que por su condición cóncava le pertenece a la cuenca del acuífero.
Segundo, reducir las pérdidas de vidas humanas ante los eventos climáticos típicos de la zona y, por último, dotar de una articulación vial y peatonal al sector.
“Para lo cual hubo que trasladar alrededor de algunas 2,500 familias”, observa el Arq. Díaz
El otrora cinturón de miseria es hoy la hermosa avenida Paseo del río, vía de interconexión moderna, a cuatro carriles, dos en circulación Norte- Sur y dos Sur Norte que, junto al parque lineal, unen los barrios de La Ciénaga y Los Guandules, inexorablemente separados por la cañada Bonavides.
El malecón aporta belleza al entorno, delimita qué le pertenece río, y vincula al barrio con la red de la ciudad. La vía facilitó el acceso para dotar el área de otras infraestructuras que compensan reclamos sociales de “falta de espacio público, equipamiento y facilidades”, observa Díaz.
El proyecto conjuga elementos que son fundamentales en el territorio para el combate de la pobreza, “es una intervención social que le empieza a aportar a los sectores marginados el espacio donde poder tener una vida colectiva más allá de su vivienda, porque ya no solo se vive en la casa, se vive también en el parque, el sendero, el banco, en la vía y en la cancha”.
A lo largo de una margen de 3 km, el Nuevo Domingo Savio aporta una proporción de alrededor de 150,000 m² de área verde necesaria para La Ciénaga, Los Guandules y la ciudad de Santo Domingo en sentido global, según el experto.
Se trata de un parque fluvial poblado de especies endémicas aptas para esa condición de humedad: “Tiene una estabilización con mangles y otras estabilizaciones de ingeniería por la proximidad de la vía hacia el borde del río”, que son resilientes ante los fenómenos naturales, según acota el también catedrático universitario.
A lo largo del parque fueron construidas instalaciones deportivas.
El arquitecto vincula la percepción de seguridad a la presencia de personas en el espacio público: “La principal seguridad que hay en todas las naciones del mundo es ver personas”, por eso el parque cuenta con una dotación de espacios deportivos, cuyo cuidado y preservación de ocupación descansa en los usuarios.
La oferta deportiva es polivalente, vitilla y dominó incluidos.
La avenida Paseo del río contribuye a, “generar una especie de anillo de circunvalación al Distrito Nacional”, considera el Arq. Díaz, extendiendo el circuito vehicular que conforman las avenidas George Washington, (el tramo del Paseo Presidente de Billini), Francisco Alberto Caamaño Deñó y ahora la avenida Paseo del río.
La obra adecuó y mejoró un servicio que es propio del barrio. El populoso sector utiliza el denominado “paso yola”, por RD$25.00, para trasladarse a la Zona Oriental sin necesidad de cruzar por los puentes Juan Pablo Duarte o Francisco del Rosario Sánchez.
“Hay una gran cantidad de población que cruza a través de una embarcación hacia el otro lado porque (allí) tiene relaciones sociales, familiares, educativas o inclusive económicas”. La parada ahora cuenta con paisajismo, letreros y bancos de espera que le dan dignidad al servicio.
También se incorporó el parque La Ballena, el cual es sometido a un remozamiento. Se trata de un atracadero ubicado en La Ciénaga donde los pescadores de mar abierto guardan sus utensilios y comercializan su mercancía. El área contará con un muelle, siete pescaderías, zona de estacionamiento, neveras para la conservación de los productos del mar, entre otras facilidades.
También, acota Díaz, se construye una marginal, “para que el tránsito en el sector no sea a la velocidad de la avenida”, y que junto con la calle Ricardo Carty, en proceso de remodelación, conformarán 1.5 kilómetros de tránsito local.
Otro proceso de mejora se observa en la intervención de la línea de suministro de electricidad, tanto media como media baja tensión, según explica.
Lo que no se ve
El ingeniero Willton Fernández lideró el proyecto de construcción de la vía Paseo del río, iniciado en 2019 y dividido en fases para abordar reubicaciones y facilitar la planificación. Sostuvo que se utilizaron columnas de grava y un sistema de drenaje con geomembranas impermeabilizantes en el terreno fangoso cercano al río.
La vía se diseñó considerando proyecciones de inundaciones a 10 años, según un estudio del ARMY, implementando un pavimento de hormigón armado y cruces de alcantarillas para prevenir deformaciones e inundaciones, según explica Fernández.
En el proyecto de tratamiento de aguas y desarrollo urbano, también se abordó la clasificación de aguas de drenaje y se implementaron sistemas sostenibles como sépticos y tratamientos primarios.
Se adaptó el diseño original para evitar dependencias eléctricas y destacar la importancia de la sostenibilidad.
En el parque La Ballena, se elevó el terreno, se utilizaron geosintéticos y se implementó el sistema Geoland para proteger el borde del río.
El paso a desnivel, actualmente en construcción, permitirá el tránsito continuo hacia la avenida del Puerto, sin interrupciones y, según Fernández, reducirá el número de accidentes en la intersección y aportará movilidad y calidad en la vía local.