Por: Julissa Ureña, Especialista en Derechos Humanos y Cooperación Internacional
Las crisis son oportunidades que pone a prueba el valor de la resiliencia, capacidad de recuperarse ante las diferentes situaciones difíciles que se nos presentan en el trayecto de la vida y así poder convertirlas en oportunidades para crear y transformar.
Hace varias semanas tuve la oportunidad de participar en el lanzamiento oficial del informe mundial “La Encrucijada de la Educación para América Latina y el Caribe”, el cual consiste en el monitoreo del Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS4-Educación de Calidad, ocho años después de la aprobación a nivel mundial de este gran objetivo de desarrollo.
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Según este informe, los sistemas educativos de la región de América Latina y el Caribe (LATAM), han resultado ser los más afectados, a raíz de lo que denominan “La mayor crisis del sector educativo de los últimos tiempos”, debido principalmente a que en el momento de ocurrencia de estos sucesos, los países miembros ya contaban con sistemas educativos debilitados, condiciones sociales y económicas precarias, además del limitado acceso a las tecnologías de la comunicación, factores que han puesto la región en desventaja y como consecuencia, retroceso de los indicadores de acceso, equidad y aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes.
En los países LATAM se han realizado diversas evaluaciones nacionales como internacionales después de la pandemia, con el objetivo de evaluar los aprendizajes de los estudiantes; como por ejemplo, la cuarta versión del Estudio Comparativo y Explicativo (ERCE 2019), el cual cubrió a más de 4000 escuelas y alrededor de 160,000 niños y niñas de la región, para medir los avances en lectoescritura, matemáticas y por primera vez las habilidades socioemocionales, los resultados evidencian retrocesos.
Nuestro país no escapa a esa realidad, recientemente ha iniciado formalmente el nuevo año escolar 2022-20233, compartiendo los grandes desafíos anteriormente mencionados, sin embargo, no podemos restar importancia al hecho de que la realización del derecho humano a la educación, sin el cual miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes enfrentarían un futuro incierto donde la desigualdad aumentaría significativamente y las oportunidades serian privilegio para algunos pocos.
Hoy más que nunca resulta vital establecer un dialogo franco y coordinado entre todos los sectores involucrados con el sector educativo, de manera que se pueda repensar en una agenda más actual, acorde con los nuevos tiempos, donde la educación se convierta real y efectivamente en el centro del desarrollo sostenible, donde los docentes recuperen su rol respetable en la sociedad y lo más importante, que podamos ofrecer un futuro mas amable y respetuoso a nuestras nuevas generaciones, brindándoles conocimientos interesantes, útiles para su desarrollo no solo profesional, sino como ciudadanos comprometidos y respetuosos del mundo que les rodea.