Nunca como hoy, el bienestar colectivo había dependido tanto de la actitud personal y responsable de cada uno de los miembros de la comunidad sin importar status social, político, económico o religioso.

En consecuencia, la pandemia que hoy abate al mundo, se extenderá en tiempo y espacio o se reducirá en función de la actitud personal de los ciudadanos frente a la misma.

Combatir el COVID19 no es tarea exclusiva del gobierno que necesita la amplia colaboración de la sociedad al margen de banderías políticas o diferencias de criterios en la adopción de medidas de emergencia.

Instituciones profesionales como el Colegio Médico Dominicano y decenas de entidades afines han planteado la urgente necesidad de imponer un toque de queda de 24 horas por varias semanas, lo que conlleva múltiples implicaciones.

Los principales líderes opositores han proclamado la necesidad de aunar esfuerzos con el gobierno para combatir un mal que encontró el sistema sanitario dominicano colapsado con cerca de 50 hospitales en remodelación simultánea.

Aunque el Estado ha adoptado algunas de las medidas sugeridas por la oposición, como fue la de financiar las pruebas del COVID 19, ha mantenido silencio ante las propuestas de unidad nacional frente al problema que enfrentamos.

El tema de las elecciones presidenciales y congresuales es secundario ante la gravedad de una pandemia que está tomando fuerza y causando estragos en un país que se encamina a una terrible crisis económica.

Considero oportuno el momento para la integración de los sectores médicos, científicos, empresariales y políticos en la búsqueda, junto al gobierno, de soluciones bien ponderadas que conlleven la adopción de las mejores medidas ante la situación.