“Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces
y el día en que descubres por qué”.
Mark Twain
La autora y filántropa estadounidense Sarah Ban Breathnach dice que en el inicio de un año surgen nuevas preguntas que plantear, comprender y amar. Me encantan los agasajos de cumpleaños. Creo sinceramente que la vida es un milagro que merece ser celebrado. Hace un tiempo, las investigaciones del doctor Ali Binazir, acerca de los condicionantes previos al nacimiento de una persona, fueron publicadas por la Universidad de Harvard.
El científico examinó las probabilidades que existen de que nuestros padres se encuentren, miró las posibilidades de que hablaran, se interesaran lo suficiente el uno en el otro como para volverse a encontrar, iniciaran una relación y concibieran un hijo. Además, calculó las probabilidades de que el óvulo y el espermatozoide se juntaran, y hasta estudió las contingencias de que los antepasados se hubieran apareado con éxito.
El dr. Binazir concluyó que las probabilidades de que un individuo nazca son de ¡1 entre 400,000 trillones! ¿No es eso milagroso? El día del cumpleaños nos trae la esperanza de “volver a empezar”.
Este fin de semana, estuve con un grupo de amigos en Los Montones, en Sajoma, el municipio con mayor extensión territorial de la República Dominicana. Este encantador lugar fue el escenario para la celebración del ritual de paso a la maternidad universal de mi colaboradora y amiga Miosoti.
Esta ceremonia que aprendimos ambas con la abuela Margarita, una sabia mujer heredera de la tradición maya, se celebra cuando alguien llega a los 52 años, ¡que equivalen a 18,980 días vividos!
La numerología divide el tiempo y lo agrupa en distintos períodos e intervalos, en los cuáles se generan diferentes vibraciones energéticas, que influyen directamente en nuestro desarrollo personal y crecimiento espiritual. La abuela Margarita decía que “cuando la mente se une al corazón todo es posible”.
Regularmente, ya a los 52 años la persona ha recobrado la libertad que pudo haber entregado a la familia, el trabajo, la pareja, los hijos y la casa, y queda libre para compartir su sabiduría y su camino con grupos más amplios.
Los Mayas manejaban el «año galáctico», el período de 26,000 años en que el eje de la tierra gira en torno a las constelaciones de los doce signos del zodíaco. Este ciclo (conocido por los astrónomos como giro de precesión), se divide en cinco sub-ciclos de 5,200 años. En la vida humana corresponden a 52 años de vida (4 ciclos de 13 años), en los que se recorren 73 patrones de 260 días, que responde a un ciclo solar-galáctico.
A los 52 años se renueva la existencia y ocurren cambios que ayudan a la persona a tomar una dirección directa a la exaltación de su misión de vida. Cumplir esta edad es tomar un pasaje al país de la transformación, las oportunidades, y el crecimiento personal.
El viaje durará 13 años (de los 52 a los 65 años). Durante este trayecto se valoran más las cosas, las relaciones y la vida misma, se toman decisiones acertadas, priorizando aquello que genera bienestar y se cambian prioridades.
A lo largo de nuestra vida cometemos muchos errores. Lo importante es tomar los regalos, aprendizajes y experiencias del pasado, para ir hacia el futuro “completos” y “reseteados”, prestos a usar el poder que nos da la sabiduría que nos dejan las vivencias de los años.
El ritual que les menciono consiste en hacer un paseo por la Naturaleza, en el que se hace un recorrido por la historia vivida hasta ese momento. Se le indica a la persona que recoja un palito por cada año vivido. Luego, organizará y atará los maderitos en 4 grupos de 13.
Una persona designada enciende el fuego y frente a testigos, quien recibe el nuevo ciclo va narrando su biografía por etapas. Al finalizar cada grupo, echa los palitos al fuego. Todos los participantes giran en sentido anti-horario, para acompañar a la persona a cerrar la etapa que despide.
El primer período de 0-13 años se relaciona con el mundo material, en el que entramos en contacto con los límites, el cuerpo, las necesidades, la seguridad, la autoimagen y la autoestima. El segundo período de 13-26 años resuena con los deseos, la creatividad y la sexualidad.
El tercer período de 26-39 años corresponde a la madurez emocional, la pasión y las relaciones significativas (pareja e hijos). El cuarto período de 39-52 años describe el contenido de la mente; las creencias y los pensamientos con los que creamos la realidad que vivimos.
Esta es una ceremonia segura, hermosa y sagrada, en la que la persona se despide de su pasado y lo entrega al abuelo fuego para que lo transforme en poder y asiente al hecho de servir al mundo como “abuela” o “abuelo”, que es lo mismo que ser padre o madre universal.
La escritora británica Agatha Christie dice: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”.
Para la abuela Margarita cuando alguien se “decide a vivir todas sus capacidades para hacer el bien, la vida se convierte en deleite”. Con este significativo natalicio, Miosoti empieza un ciclo de conocimiento y servicio, que de seguro se traducirá en prosperidad y dicha para su vida. Juan, Yraida, mi tocaya Karina, Rafael, Ana Teresa, Janny y yo fuimos testigos del nacimiento de la abuela Maya, el nombre con que fue bautizada Miosoti como mujer que se abre a compartir su sabiduría y su camino con los demás (elevo una plegaria al Gran Espíritu para que lo haga con agrado y deleite).
Los rituales que celebran los pueblos originarios, para honrar los momentos de cambio de ciclo en nuestras vidas, son muy hermosos y poderosos. Las ceremonias nos brindan claridad para entender lo que nos pasa y nos brindan fuerzas para seguir adelante, hacia más.
Más allá de los agoreros, las malas noticias, la crisis por la pandemia, seguimos teniendo sensibilidad para celebrar la vida. Festejar el cumpleaños u otras fechas significativas con un pequeño grupo de personas que comparten miradas, intereses y sueños, además de útil, es sanador.
Destacar ciertos días nos permite acceder a una dimensión estraordinaria de la existencia. Por un breve tiempo, dejamos atrás las actividades cotidianas y nos entregamos a otros ritmos y rutinas, a las que revestimos de un poder que nos permita reflexionar sobre el sentido de la vida, la trayectoria seguida, lo que nos aporta fuerza y cuáles son los siguientes pasos para vivir en bienestar.
Este fin de semana en Los Montones saboreamos la felicidad de pasear por la montaña, bañarnos en el río, comer delicioso, conversar, honrar, celebrar, escuchar música y bailar. Cuando luego de años de arduo trabajo Zorba el Griego ve arruinado su negocio minero en Creta, su respuesta fue bailar con frenesí. «El hombre necesita estar un poco loco -dice-, porque, si no, nunca se atreve a cortar la cuerda y ser libre».
¿Te animarías a hacerlo?