Bloquear, aun por pocas semanas, la exportación de huevos de gallina hacia Haití y otros mercados no serviría para garantizar el suministro de esta ideal fuente de proteínas para las familias dominicanas y sí se lesiona a quienes las producen reduciendo la rentabilidad, surge una amenaza a su existencia. El aprovisionamiento interno estaría entonces en verdadero peligro. Una medida extrema dispuesta por quienes parecen ignorar la realidad de ese sector pecuario golpeado por alzas de materias primas e insumos, por oscilaciones de la demanda y porque son los intermediarios los que fijan los precios tanto al productor como al consumidor…y se llevan la mayor tajada.
En el tránsito entre las granjas y el comprador final, el huevo termina casi costando el triple de lo que se invirtió en hacerlo posible. Y en los hechos es un alimento permanentemente encarecido por quienes lo mercadean; como permanente es también el dominio de mayoristas que resta ingresos a quienes manejan con buena tecnología sus sistemas productivos.
La capacidad reguladora de la producción local de huevos permite a esta rama de la avicultura adecuadamente desarrollada enfrentar cualquier súbito aumento de la demanda y garantizar el suministro en toda dirección. Cerrar acceso al exterior fomenta el contrabando y resta ingresos a quienes tienen que vender mucho para asegurarse dividendos. El país dispone de una excelente capacidad instalada para obtener proteínas de origen avícola. ¡Cuidémosla!.