Desde hace varias semanas mi instinto elucubrador e investigativo esta siendo alimentado por una serie de eventos que mueven a la preocupación.
En el ámbito político, y después de los 100 días de la luna de miel político-partidista, hemos visto surgir una virulencia inusitada. Tanto la oposición asi como los conmilitones perremeístas, han enfocado sus arteros pronunciamientos en contra del gobierno que preside el Ciudadano Presidente, Luis Rodolfo Abinader Corona.
Los de la oposición, de repente ¨descubren¨ guarismos disimiles en las Cuentas Nacionales del Banco Central asi como también distorsiones de precios en los productos de la Canasta Familiar.
Sin embargo, omiten, por razones que podrían venir al caso, que lo anterior en producto de ingentes ajustes, en nuestra macroeconomía, debido a los efectos del ariete del COVI-19.
El infortunio de la corrupción, también se ha esgrimido como guadaña moral en contra de este gobierno, soslayando el hecho de que gracias a la actitud intransigente del Presidente Abinader, con respecto al flagelo de la corrupción, es que se han destapado estos eventos, que otrora simplemente pasaban por desapercibidos.
Los conmilitones perremeístas también han aportado su granito de arena a este alud de críticas y reclamos.
Con o sin razón, esta militancia esgrime reclamos de plazas de trabajo, como recompensa a sus esfuerzos durante la pasada campaña electoral.
En una sociedad rentista, como la de nosotros, este accionar es muy normal y hasta se ve como un derecho adquirido. Sin embargo, la línea de tiempo no puede ser a corto plazo, debido a que los reajustes nominales toman tiempo y, además, exigen cuantiosos recursos para compensar a los desvinculados.
Lo anterior, no justifica llevar dichos reclamos a nivel personal, en la figura del Ciudadano Presidente.
Tanto la oposición asi como la militancia perremeísta, deben de entender lo siguiente:
1-En nuestros 177 años de vida republicana, las rebatiñas intrapartidarias y las acechanzas arteras de los políticos en oposición, han causado enormes daños morales y económicos. Tal es asi, que en el 1930 se inicia una dictadura que finiquitó en el año 1961.
2-Despues de ese magnicidio, las fuerzas, de alto impacto social, buscaron su espacio a través de acontecimientos llenos de virulencia y falta de comprensión oportuna y duradera. Tal fue el caso de la lucha por el poder político, entre los estratos conservadores y los progresistas, que creo el caldo de cultivo para la posterior revuelta de Abril del 1965.
3-La paz y el sosiego no fueron los logros mas señeros de los periodos posteriores la revuelta, debido a que las fuerzas invasoras presionaban para la eliminación de nuevos conatos subversivos en el país. Sin embargo, luego de arduas negociaciones, el país tuvo un proceso electoral y eficaz en el 1966.
4-Empero, las rebatiñas partidarias internas de los partidos, asi como un rol muy tendenciado de la oposición, crearon varios eventos que casi dan al traste con la institucionalidad del país, afectando la economía, la seguridad nacional y el estado de derecho ciudadano.
5- Para el año 2001, surge una nueva corriente político-partidista, producto de alianzas y mediaciones muy eficaces.
6-A transcurrir de los años, el continuismo volvió a enarbolar su bandera de credo político. Sin ambages ni simulación, este credo político ha sido persistente y ha generado estados de incertidumbre entre los gobernados y gobernantes.
Todo producto por la ambición de poder y los reclamos de aquellos que han estado alejados del poder por varios cuatrienios.
Traigo este prontuario a colación, debido a que ya es hora de que los dominicanos y aquellos extranjeros residentes en el país, sepan que la cohesión e integridad nacional solo depende de l ejercicio de la buena voluntad y no de las apetencias personales.
El Gobierno que preside el Ciudadano Presidente Luis Abinader, es un peldaño mas hacia la paz y la concordia debido a su tesón de trabajo y a la impronta de su gabinete.
Podríamos criticar el accionar de algunos de sus ministros, sin embargo, es muy bien consabido que tenemos un gabinete bisoño, en las lides del poder, como instrumento de gestión y desarrollo, por lo que también la virulencia mediática no ayuda en nada a contribuir con esa gestión.
También he visto con profunda preocupación, el ataque frontal, por algunos comunicadores y sectores de la sociedad civil, a la Policía Nacional y a los estamentos militares que velan por nuestra defensa y soberanía nacional.
Si, es verdad, existen las manzanas podridas en esos barriles, pero no podemos generalizar de manera irresponsable y sistemática, a los cuerpos castrenses y policiales de nuestra nación. Eso crea un estado de desasosiego social y es un caldo de cultivo para el fomento del terrorismo capo-delincuencial, por la perdida de autoridad que se deriva de estas actitudes.
NO estoy diciendo que la sociedad debe ¨bajar la guardia¨ ante hechos bochornosos e imputables a políticos, militares y otros actores de la sociedad civil. Por el contrario, reconozco que hay que efectuar una profilaxis profunda, pero sin causar un sentir de falta de autoridad o de inercia gubernamental. De lo contrario caeremos en un vacío de poder que generaría sucesos y trastornos pasados de triste recordatorio.