Pedalear la vida para alcanzar propósitos se ha convertido en una necesidad existencial. Pedalear buscando el éxito, la fama, riqueza, belleza, visibilidad y notoriedad; son razones de vida para las personas que apuestan a lo tangible. La validación de la autoestima, la identidad, la personalidad y la presencia en la vida terrenal descansan en el poder de la imagen. La imagen y lo visual es lo que consume el mercado; pero también, lo que le da legitimidad y constancia al personaje.
La personalidad no puede tener una existencia dirigida por el personaje, el placer, la autogratificación, la fantasía, la gula, el confort y la opulencia. Allí descansa la patología, la disfuncionalidad y las fluctuaciones de la vida. Cuando hay una estructura de personalidad equilibrada, madura y funcional, el “yo” de la personalidad dirige el personaje, controla los impulsos, el placer, la cultura de la prisa y la fantasía, que son propio del placer desbordado.
La vida posmoderna lo ha despersonalizado todo. Ha relativizado los valores, estimula al consumo, práctica el hedonismo, desconoce los límites, crea y favorece los permisos, y sustenta la vida en el entretenimiento y cultura del goce. Las personas que piensan y actúan bajo los lineamientos de la posmodernidad, han perdido su identidad, su referencia sus valores, y el contenido de su vida. Literalmente se han divorciado de lo intangible que es lo que debe gobernar y dirigir la personalidad.
Cuando se apuesta a los resultados desde la visibilidad, la conquista del poder, aumentan los riesgos las conductas riesgosas y las trampas. Donde la conquista y seducción del placer no permite el racionamiento, ni los limites, ni conciencia, ni el control de los impulsos para discriminar la conducta. De ahí que tantas personas terminan en adicciones, alteraciones psicosexuales y psicoemocionales, en conductas de alto riesgo y en déficit para administrar los riesgos y la probabilidad de hacer daño. De estos indicadores se llega a resultados negativos, a la constancia de una referencia negativa. Siempre se debe plantear, soy parte del problema o soy parte de la solución. Las personas más conscientes aprenden de sus limitaciones, identifican sus debilidades y sus trampas para superar sus problemas. Siempre es mejor ser parte de la solución. Los que se auto-engañan, o se exponen al riesgo, o le gusta la adrenalina, las impulsividades, siempre van a vivir en la cuerda floja o el malabarismo de consecuencias y resultados negativos. Las personas que revisan sus actitudes, que valoran los resultados y propósitos saludables, son las que más aprenden a prevenir, a discriminar, y se adelantan a las probabilidades del fracaso. Pero también, son la que se dejan escuchar, buscan las informaciones de forma juiciosa, creen en la ciencia, buscan de los profesionales que le puedan acompañar o guiar.
La clave para obtener resultados positivos descansa en no dejarse guiar por las emociones negativas, los comportamientos negativos, ni de los comodines que nos presenta la vida. Hay que aprender a mantener el ficus, los propósitos, las metas y los objetivos de vida. Analice que es lo que le mueve en la vida, y qué le da contenido y sustancias a su vida. Siempre es inteligente y sabio reflexionar y valorar cada conducta o los tipos de pensamientos y emociones con los que funcionan. Puede vivir arriesgándose, exponiéndose y vivir en el desbalance de la vida. Para fluir en la vida de forma saludable y positiva hay que imponerse los límites, el control de los impulsos y no ser dependiente de ningún comportamiento disfuncional o adictivo. La fortaleza emocional enseña que hay que reflexionar, mantener la calma, pensar antes de actuar, asumir el control, darse tiempo, buscar la ayuda, ceder, perder, retirarse a tiempo, respetar los espacios y aceptar o buscar la ayuda. La vida es corta, tiene trampas, desafíos, riesgos, momentos duros y momentos felices. Cada persona debe saber cuál es su dirección, cómo quiere ser recordado, qué estilo de vida defiende y qué valores asume. Los resultados positivos siempre se acompañan de buenas conductas, vida sanas y de propósitos saludables. Recordando siempre hacer lo correcto aunque no te vean, para el logro de una vida de resultados positivos.