A solicitud de algunos amigos, publico en este encuentro las palabras que pronuncié en la misa organizada por la Vicaría Arquidiocesana de la Pastoral Familia y vida de la Arquidiócesis de Santiago con motivo del primer mes de la partida de mi hermano Ping Jan, un cristiano comprometido para mejorar la vida de los demás.
Decía el poeta español Manuel Machado, hermano de Antonio, que todos los seres humanos vivimos en la eterna dualidad existencial de que vivimos y en algún momento del camino debemos detener la marcha para despedirnos para siempre de los nuestros. Esa dualidad existencial era hermosamente expuesta en su poema:
Hoy nos reunimos, aquí en esta Iglesia que tanto significó en nuestras vidas, para recordar a nuestro querido Ping Jan Adriano Sang Ben a un mes de su encuentro con el Señor. Y aquí estoy, la hermana sexta, hablando de su particular mellizo. Nacimos ambos un 8 de septiembre, con cuatro años de diferencia.
Una familia tan grande, compuesta por 9 hijos y nuestros padres y abuelas, además de varios primos que vivían con nosotros, tenía la hermosa cotidianidad de almuerzos multitudinarios, de risas estruendosas, de pleitos por tonterías y de juegos compartidos. Cada uno trilló su camino, escogió su ruta y construyó su vida.
Ping Jan Adriano además de ingeniero electromecánico, se hizo abogado años más tarde, y justo poco tiempo antes de enfermar, finalizó su maestría en derecho de propiedad.
Paralelamente con sus roles de emprendedor, padre y esposo, trabajó en diferentes renglones del comercio y la industria. Pero SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE, sacó tiempo para servir en diferentes organizaciones sociales. Su hoja de servicio es inmensa y variada.
Inició en los Scouts desde muy joven, llegando a alcanzar el máximo galardón como Robert. Luego fue miembro de la directiva de la Asociación de Scouts Dominicanos y miembro de su corte de honor. Decía siempre que educar a la juventud en el amor a la naturaleza y al prójimo era la mejor manera de formar buenos ciudadanos.
Como lasallista fue activo y fiel a la institución que lo formó. Fue fundador de la Primera Asociación de Padres y Maestros del Colegio de La Salle (APAMA), siendo su presidente por varios años. Fue también miembro del Patronato Cibaeño contra el Cáncer; así como de la Escuela de Educación Especial.
Su creencia que una sociedad organizada era más efectiva y solidaria, buscó también formas de luchar por los productores de muebles; convirtiéndose en uno de los fundadores de la Asociación de Productores de Muebles del Cibao (APROMUCI).
Y su acción no se limitó a los propietarios; sino que llegó también a los trabajadores al ser uno de los fundadores de la Cooperativa de Trabajadores del Mueble. Y no se quedó en el estrecho marco de Santiago, sino que trascendió allende los mares, al ser fundador del Primer Clúster Nacional de Muebles. Fue también asesor de los productores de muebles de la Sierra.
Convencido, como empresario y comerciante que era, de que la unidad hace la fuerza, fue un activo miembro y en varias oportunidades directivo de diferentes organizaciones empresariales: la Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago (ACIS), también de la Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN). Llegó a ostentar la presidencia de la Cámara Americana de Comercio, capítulo norte.
Agradecido por su formación profesional aceptó el llamado para crear la Asociación de Egresados de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
Fue un activo miembro de la asociación de vecinos de su barrio. Su acción no se quedó en Villa Olga, sino que logró unificar muchas juntas, convirtiéndose en el enlace con el Ayuntamiento de Santiago.
Algo que desconocía de mi hermano, y lo descubrí ahora, es que Ping Jan ayudó a las familias del sistema público a través de la organización no gubernamental llamada “Somos familia”.
Católico practicante, y convencido de que el mundo sería mejor si la humanidad se encaminara a la labor del servicio, Ping Jan abrazó en sus últimos años las diferentes pastorales de la Arquidiócesis de Santiago. Así, a través de los años, ayudó activamente en la hermandad de Maus, Matrimonio Feliz, Un paso Por mi Familia, e incluso llegó a ser el representante de la Unión Nacional de Laicos Católicos (UNILCA).
Escribiendo estas palabras me llegó a la mente la figura de papá, quien detuvo su camino en la tierra para irse a los brazos del Padre hace más de 30 años. Ping Jan con el paso de los años se parecía a papá en muchos de sus gestos, en su forma de sonreir y a veces, en su manera de callar para aprender escuchando.
Abrazó en sus últimos años las pastorales de su Arquidiócesis
Es el camino de la muerte.
Es el camino de la vida…
En la frescura de las rosas
ve reparando (…) Y en los suaves
aromas de las tardes tibias.
(…)
Escucha las músicas dulces.
Goza de la melancolía
de no saber, de no creer, de
soñar un poco. Ama y olvida,
y atrás no mires. Y no creas
que tiene raíces la dicha.
No habrás llegado hasta que todo
lo hayas perdido. Ve, camina…
Es el camino de la muerte.
Es el camino de la vida.