EKB45 MASHIKI (JAPÓN) 18/04/2016.- Víctimas revisan los daños en su distrito en Mashiki, en la prefectura japonesa de Kumamoto, hoy, 18 de abril de 2016. Las autoridades niponas intensificaron hoy las operaciones de búsqueda y rescate en el suroeste de Japón, antes de que se cumplan 72 horas después del último y más fuerte de los terremotos que han dejado al menos 42 muertos y 9 desaparecidos. Dos poderosos seísmos, los más dañinos en Japón desde el que generó el devastador tsunami del 11 marzo de 2011, azotaron el jueves y la madrugada del sábado el oeste de la isla suroccidental Kyushu, el último de los cuales alcanzó los 7,3 grados de magnitud en la escala abierta de Richter. EFE/Everett Kennedy Brown
Tokio.- Unas 3.000 personas continúan hoy evacuadas en el oeste de Japón tras el terremoto de magnitud 6,6 en la escala de Ritcher que sacudió este viernes la zona, donde se han registrado desde entonces cientos de replicas.
Las autoridades locales comenzaron hoy a enviar suministros de ayuda como comida y mantas a las personas afectadas, informó la agencia Kyodo.
A las 09.00 hora local (00.00 GMT) unas 2.800 personas permanecían en refugios en la prefectura de Tottori, la más afectada, mientras que varios vecinos tuvieron que dormir en sus coches, revelaron las autoridades locales.
El seísmo, que se produjo a las 14.07 hora local (05.07 GMT) del viernes, dejó unos 20 heridos y causó el derribo parcial de más de unos 160 edificios.
La Agencia Meteorológica nipona ha revelado que se ha seguido registrando una alta actividad sísmica en la zona y ha advertido de que existe el riesgo de “nuevos terremotos de intensidad similar» durante la próxima semana.
Este organismo dijo además que el viernes se registraron más de 100 temblores de intensidad superior a 1 en la escala japonesa tras el fuerte seísmo mientras que a medio día de hoy el número de terremotos ha llegado a los 40.
Japón se asienta sobre el llamado anillo de fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia por lo que las infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar estos movimientos telúricos.