En buena medida la tributación dominicana es insuficiente por complejidades e imperfecciones de los mecanismos recaudadores que derivan en niveles importantes de evasión que además fomentan exitosas peripecias para sacarle el cuerpo a impuestos internos o a beneficiarse graciosamente de exoneraciones. Subterfugios y clandestinajes han tenido en pie un gigantesco contrabando de cigarrillos que no pierde intensidad a pesar de las incautaciones que no salvan de perjuicios a la industria local del ramo. Además, un caudal enorme de artículos misceláneos traídos por importadores asiáticos hace pegar el grito al cielo a comerciantes dominicanos que cuestionan las valoraciones aduanales y el cobro de Itbis que les aplican, resultando competidores desleales.
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Oscuridad y confusión propician que mientras el consumo real sube en el país, y gran número de intermediarios se enriquece, al tesoro nacional ha venido llegando menos dinero. Está confirmado que en altas instancias gubernamentales y del Ministerio Público existe inconformidad con los actuales niveles de recaudación, lo que explicaría el surgimiento sin previo anuncio de una «Unidad de Investigación de Delitos Tributarios» que funcionará como órgano de la Procuraduría General de la República.
La Dirección General de Impuestos Internos reconoce la necesidad de combatir hechos punibles de la tributación que causan inequidad; y de eso que se quejan legítimamente productores nacionales de tabaco y sus derivados y muchos detallistas que no nacieron cerca del Pacífico.