Jamaica .— Usain Bolt es ahora una estrella de cine. Él se niega a definirse como actor.
La diferencia es importante para la leyenda del atletismo jamaiquino y nueve veces campeón olímpico. Hasta que su carrera competitiva llegue a su fin el año entrante, Bolt seguirá interpretando un solo papel: El del hombre más rápido del mundo, alguien que venció a las adversidades para adquirir una inmensa fama y fortuna en camino a convertirse en una de las estrellas deportivas más brillantes del mundo.
Como tal, no habrá una versión de Hollywood que ocupe su lugar como protagonista del documental «I Am Bolt», a estrenarse el lunes. Como el título quiere hacer creer a la audiencia, el Bolt que aparece en la cinta es el mismo que amigos, familiares y miembros de su círculo íntimo han visto y conocen desde hace tiempo.
«Yo no era un actor», dijo Bolt. «No quería mostrarme como otra persona».
Este es Bolt, un vistazo detrás de los reflectores de una superestrella, que tardó dos años en consolidarse y en los que por momentos él mismo toma la cámara.
La idea, en gran parte, gira en torno a la búsqueda de Bolt por el llamado triple-triple —tres medallas de oro en tres eventos en tres Juegos Olímpicos consecutivos, algo que ningún velocista en la historia ha conseguido jamás.
Ante la sorpresa de pocos, lo consiguió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Y entonces, finalmente, pudo respirar, sabiendo que el filme tendría el final perfecto.
«Dios mío, no tienes idea de la presión que tenía encima», dijo Bolt en una reciente entrevista con The Associated Press durante las etapas finales de la producción. «Pero vivo para esos momentos. Me encanta la presión. Y confío en mí y en mi entrenador y el equipo que tengo, de que obtendríamos los resultados. La presión era real, pero también la confianza, eso facilitó mucho las cosas».
Bolt accedió a realizar la cinta luego de darse cuenta de que podría convencer tanto a sus seguidores como a sus detractores de que lo que ven en la pista —un showman de espíritu libre que intenta mantenerse serio y estoico únicamente cuando es absolutamente necesario— es su verdadera personalidad una vez que lo acompañan en un día cualquiera.
Muestra algunos de los lujos que lo rodean, ya sean las fiestas o los fastuosos viajes. También muestra cómo todo eso es posible, con entrenamientos a las 5:30 de la mañana a los que asiste a regañadientes y los rigores necesarios para mantenerse como un atleta de elite en la mejor condición física posible.
«Vivo una vida sencilla, ¿sabes a lo que me refiero?» dijo Bolt. «Una de las cosas que realmente me convenció de hacer eso es que la gente siempre dice: ‘Aw, ese no es él en realidad. No siempre ríe. No siempre es divertido para él’. Éste es quien soy. Realmente quería enseñarle a la gente quien soy. Me gusta divertirme. Me gusta relajarme. Me gusta salir. Todo eso forma parte de mí. La parte que la gente no ve, esa es la parte que quiero enseñarle a la gente, todo el trabajo duro».
Existen momentos en los que la radiante sonrisa desaparece. Sí, incluso Usain Bolt tiene días malos.
«A veces te preguntas ¿Por qué hago todo esto? Lo he logrado todo. Lo he hecho muchas veces», reconoció Bolt. «No me queda más por demostrar».
Y es cierto, ya no.