Utopía del transporte

Utopía del transporte

No hay nada como el concreto y las varillas para despertar el frenesí de nuestros gobernantes. En eso son absolutamente balaguerianos. La voracidad se les multiplica cuando hay que hacer hoyos y enterrar tuberías, equipos y tramos de vía que después no pueden ser supervisados por tener tanta tierra encima.

Ojalá les diera el mismo frenesí para pensar, para planificar y para hacer los presupuestos de sus proyectos. Digo pensar porque así determinarían si de verdad el concreto y las varillas que van a enterrar son necesarias y no frustraciones infantiles propias o ajenas. Digo planificar para que, desde el principio sepan lo que verdaderamente va a quedar hecho y no vivan improvisando.

Y digo presupuestos para ver si detenemos el dañino trajín de decir que una obra va a costar una cantidad para luego descubrir que costó cinco o diez veces más de lo que dijeron al principio.

Por las anteriores razones me dio por hacer la lista de los pasos que considero debían darse para que el tránsito y el transporte dejen de ser el caos que han llegado a ser. Además, de seguirlas, podría evitarse que el caos haga metástasis por todo el país. Estas medidas deberían ser las siguientes:

1- Retomar el proyecto de creación de la Secretaría de Estado de Transporte Terrestre de la primera administración del presidente Leonel Fernández, para así consolidar las numerosas organizaciones con funciones similares, institucionalizar ese sector y lograr alguna eficiencia en su funcionamiento.

2- Entender plenamente la necesidad ineludible e impostergable de un plan maestro de transporte y reconocer que la estrategia del sector tiene que ser trazada para la nación entera y no sólo para el gran Santo Domingo metropolitano.

3- Vigilancia permanente y sanción ineludible sobre los actuales funcionarios públicos del sector transporte para que se vean obligados a respetar la Constitución y las leyes, así como reconozcan la competencia de los poderes Legislativo y Judicial sobre su ejercicio.

4- Ejecutar un levantamiento cuantitativo y cualitativo del tránsito por las carreteras a nivel nacional, como forma de crear una base de datos que permita diseñar una política de construcción, reparación y mantenimiento de las vías.

5- Realizar una medición y clasificación del tránsito por las calles de las cabeceras de provincia y del Distrito Nacional, para así poder crear una base de datos que permita diseñar una política de construcción, reparación y mantenimiento de las vías.

6- Elaborar los modelos computarizados de simulación del transporte y el tránsito para que a través de estos se ajusten periódicamente los semáforos y establezcan el sentido de las vías usando como base de datos lo contenido en los acápites anteriores.

7- Retomar la política de colectivización del transporte de pasajeros de inversión mínima con autobuses, iniciada durante el primer gobierno del doctor Leonel Fernández (1996-2000) y desdeñada desde entonces.

8- Establecer como norma ineludible en el sector transporte que no pueda ser iniciada ninguna obra elevada o subterránea para la circulación de vehículos si antes no se demuestra que han sido agotadas todas las soluciones a nivel de superficie del terreno.

9- Decretar que ninguna información del sector transporte pueda ser considerada como vinculada íntimamente con la seguridad del Estado a menos que así lo establezca una resolución específica y justificada de la Secretaría de Estado de Interior y Policía.

10- Mantener evaluaciones cuantitativas y cualitativas anuales del desempeño real de las inversiones realizadas en el sector transporte de manera que puedan aprovecharse las experiencias en obras posteriores.

11- Establecer que no se podrá iniciar una gran inversión si antes el gobierno no ha demostrado su eficiencia y los beneficios financieros en obras semejantes hechas con anterioridad.

12- Financiar de manera permanente los estudios de Maestría y Doctorado en Transporte en vinculación con las instituciones académicas nacionales y extranjeras, tal como se hizo en la primera administración del presidente Leonel Fernández.

Reconozco que reclamar análisis previo y planificación, así como presupuestos reales ponderados es mucho pedir. Eso no es más que una utopía.

Pero no podemos olvidar que la utopía nos sirve para avanzar, para ver más lejos que los funcionarios que sólo piensan en un bolsillo lleno: el suyo.

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