En el marco de la 22nd Semana Anual de Vacunación en las Américas (SVA), se ha declarado que la vacunación masiva en el caso del COVID-19, es una herramienta crucial para controlar la propagación del virus y reducir su impacto en la población, especialmente contra la enfermedad grave y la hospitalización. Ofrece además un refuerzo adicional a las personas que estuvieron contagiadas, evitando que sean hospitalizadas en caso de infectarse nuevamente.
Se calcula que solo en 2021, las vacunas contra el COVID-19 salvaron la vida de 14,4 millones de personas en el mundo.
“Debido a esto hoy en día es posible indicar que las vacunas contra el COVID-19 siguen siendo la forma más segura y confiable de generar protección contra las complicaciones asociadas a la enfermedad, ya que disminuyen en un 68.7% las probabilidades de desarrollar síndrome de COVID prolongado2, el cual puede manifestarse como persistencia de fatiga, tos seca, fiebre, dolores de cabeza, musculares y articulares, palpitaciones y dificultades para concentrarse, entre otros; así como secuelas relacionadas a la infección por este virus”.
Los virus mutan, constantemente, y el SARS-COV-2 (por sus siglas en inglés) ya lo ha hecho varias veces desde que se detectó por primera vez en Wuhan. Estas mutaciones provocan a su vez, que las vacunas que se diseñaron originalmente para protegernos de un virus con ciertas características pierdan parcial o significativamente su eficacia con el pasar del tiempo.
Por tal motivo, las vacunas actualizadas monovalentes para 2023-2024 mostraron un aumento significativo de los anticuerpos neutralizantes contra las variantes EG.5 y FL.1.5.1, siendo las que mejor permiten combatir las infecciones causadas por el linaje XBB de la variante Ómicron, y podrían restablecer la protección contra el virus en su variante más grave, que puede haber ido disminuyendo con el tiempo. Se prevé que las vacunas actualizadas serán más efectivas para combatir las cepas en circulación en la actualidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha recomendado el uso de las vacunas monovalentes sin la proteína S del virus ancestral, ya que genera una serie de beneficios como el aumento del título de anticuerpos neutralizantes frente a los linajes Ómicron circulantes en la actualidad.
De conformidad con las recomendaciones dadas en marzo de 2023 por el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE) de la OMS, quienes corren un riesgo alto de presentar un cuadro grave de COVID-19 son las personas de la tercera edad, los adultos jóvenes que sufren comorbilidades importantes (diabetes y cardiopatías), personas con afecciones de inmunodepresión (VIH y receptores de trasplantes); además de los niños de 6 meses o más que tengan un riesgo alto de enfermar y los trabajadores de la salud. Estos grupos poblacionales deben tener prioridad en la colocación de las vacunas de refuerzo, de 6 a 12 meses después de puesta la última dosis.