Los grandes valores naturales que atesora el Parque Nacional Juan Bautista Pérez Rancier (Valle Nuevo) constituyen una necesidad estratégica de conservación por la producción de agua, energía y biodiversidad y que se estima en 20,000 millones de pesos al años.
Esta área protegida contiene mas de 700 sistemas hídricos, incluyendo los principales ríos del país, que suplen varias presas e irrigan más de dos millones de tareas agrícolas.
Además, decenas de especies de plantas endémicas y animales, es decir, que solo se encuentran allí.
Al esbozar los valores de Valle Nuevo, Andrés Ferrer, de la Fundación Moscoso Puello parte del consejo de co-gestión, enumera que Valle Nuevo contiene una porción importante de las cuencas hidrográficas de los ríos Yaque del Norte, Yaque del Sur, Las Cuevas, Nizao, Ocoa y Yuna.
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Indica que en total en el parque existen 786 cuerpos de aguas entre ríos, arroyos, pantanos y humedales, que ocupan 908 de los 910 kilómetros cuadrados que tiene esa área protegida y que es la segunda terrestre de mayor tamaño de la República Dominicana.
“Eso significa que solo en la ciudad de Santo Domingo 3,453,000 personas dependen del agua potable que Valle Nuevo produce y 286,000 en Santiago dependen también porque el río Jimenoa nace en Valle Nuevo, nutre en la confluencia de Jarabacoa al río Yaque del Norte, al cual aporta 4.5 metros cúbicos”, explicó Ferrer durante el Almuerzo del Grupo de Medios de Comunicación Corripio.
Sistemas
Las aguas del parque nutren las presas, las hidroeléctricas y los embalses de Jiguey, Aguacate, Valdesia, Sabana Yegua, Rincón, Blanco y Pinalito y alimentan los sistemas de irrigación Ysura, Yuna-Caracol, Marcos A. Cabral, así como el Contra-embalse de Las Barias, el Acueducto de Santo Domingo y los acueductos de Bani, Bonao, Constanza, Jarabacoa, La Vega, San Cristóbal, Santo Domingo y Villa Altagracia, supliendo también numerosos acueductos rurales.
Producción de energía
En materia de energía las aguas del parque tienen capacidad de producir 400 megas de energía limpia que ahorran cerca de 10 millones de dolares al año en combustibles fósiles, detalla el ambientalista.
Bosques y clima
Otro de los extraordinarios aportes del área protegida es que modera el clima, no solo en la Cordillera Central, sino en la isla, y además es parte de un sistema ecológico que provoca lluvias, el cual ha permitido poder palear mejor la sequía intensa que sufre el país.
“Está estrechamente vinculado al Parque Nacional de Los Haitises en vista que los vientos alisios cruzan sobre Los Haitises y arrastran la humedad que al chocar con Valle Nuevo, su vapor de agua se condensa y se produce ese fenómeno de lluvia horizontal que nutre los acuíferos”, esboza Ferrer.
Agrega que “al Valle Nuevo poseer 400 kilómetros cuadrados de bosques permite liberar esa agua gradualmente para que hoy, luego de siete u ocho meses de sequía, tengamos agua”.
“Es decir que la producción energética, la producción alimentaria y el soporte que el agua produce a la industria, al comercio, al turismo, a la pecuaria y los servicios tienen un valor estimado de 20,000 millones de pesos anuales que Valle Nuevo produce”, resalta Ferrer.
Un territorio con especies de alto nivel endémico
El territorio protegido es hábitat de refugio, alimentación, reproducción y crianza de especies endémicas, nativas y migratorias.
Se estima que más del 93% de las mariposas, el 91% de los mamíferos, el 90% de los anfibios, el 82% de los reptiles, alrededor del 41% de las plantas vasculares y 32% de las aves son endémicos, “vale decir que solo ocurren en los ambientes naturales de Valle Nuevo, no existiendo en ningún otro lugar del mundo”.
Además, Valle Nuevo y toda la Cordillera Central contienen hoy las mayores y mejores muestras representativas del Bosque de Pinos de la Española y del Bosque Nublado de la Española.
Conservación
Los ambientalistas luchan por la conservación total del área en la cual se ha permitido agricultura intensiva, a pesar de que está prohibido por ley.