Juan Carlos Varela, el presidente impopular que abrió Panamá a China

Juan Carlos Varela, el presidente impopular que abrió Panamá a China

Juan Carlos Varela, quien asumió la presidencia de Panamá hace cinco años prometiendo castigar a los corruptos y ejecutando a toda prisa una serie de medidas para bajar el precio de los alimentos, está a punto de concluir su gobierno con una baja popularidad.

Curiosamente, todo indica que la gestión de este político conservador y empresario de la industria licorera de 55 años, cuyo sucesor se elige el domingo, será recordado como el presidente que dio arranque a una nueva era en la diplomacia panameña al estrechar las relaciones del país centroamericano con China.

Varela tomó la decisión en 2017, cuando rompió sus históricos lazos con Taiwán para acercarse al gigante de Asia.

La decisión resultó tan polémica que cobró mayor notoriedad que algunas otras acciones del mandatario, entre ellas, haber dejado andando varias megaobras de infraestructura como la línea 2 del metro capitalino, cuyo costo superó los 2.000 millones de dólares, así como la multimillonaria ampliación del principal aeropuerto del país. Para muchos panameños estas medidas fueron insuficientes para mejorar su calidad de vida porque se quejan de un incremento en el desempleo y de que problemas añejos como escuelas públicas en mal estado y deficiente recolección de los desechos en la periferia de la capital. Aunado a esto, algunas de las promesas de campaña de Varela –como dotar de agua potable diariamente a toda la población– no fueron cumplidas. Por ello, el candidato presidencial del partido de Varela, el actual alcalde José I. Blandón, marca en cuarto lugar de preferencia según encuestas locales, dando pocas posibilidades de que el Partido Panameñista gane las elecciones de este domingo.

El acercamiento con China destacó entre algunos especialistas porque lo calificaron como una decisión de carácter nacionalista que pudo haber ocurrido antes, pero no se dio por temor ante una posible confrontación entre Panamá y el gobierno estadounidense. “Creo que de aquí a diez años, cuando recordemos el gobierno de Varela, lo vamos a recordar por una sola (cosa): que fue por la apertura de China”, dijo a The Associated Press el analista político Roberto Eisenmann, quien también consideró que la apertura diplomática entre Panamá y China fue “un paso que debió haberse dado hace 15 años y que ningún presidente anterior se atrevió a dar”.

China y Estados Unidos son los principales clientes del Canal de Panamá, el motor de la economía de servicios de este país centroamericano.

Una vez establecidos los nuevos lazos entre Panamá y China, ambos gobiernos se embarcaron en una vigorosa agenda de cooperación que incluyó la apertura de las negociaciones para un acuerdo de libre comercio. La semana pasada ambos equipos negociadores concluyeron la quinta ronda y dejaron plasmadas las bases de la negociación a futuro.

Desde hace casi dos años, Washington expresó en más de una ocasión su incomodidad por el creciente acercamiento entre los dos países. Mientras tanto, Varela concretaba tres viajes a China y el presidente Xi Jinping visitó Panamá en diciembre pasado.

Ahora, de cara a su salida del poder, Varela recién presentó ante el gremio de empresarios del sector de la construcción el proyecto estrella en la nueva era de las relaciones chino-panameñas: un tren que en su primera fase conectaría la capital panameña con la occidental provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica. No obstante, materializar este proyecto que implica una inversión de 4.100 millones de dólares, quedará en manos del gobierno próximo.

Para el analista Roberto Eisenmann, esta ha sido una determinación importante porque con ello Varela “demostró punto de soberanía importante. Nosotros siempre hemos vivido bajo la sombra de Estados Unidos y era bastante obvio que Estados Unidos hubiera preferido no hubiéramos dado ese paso”.

A pesar de todo esto, el creciente número de escándalos dejará una mancha en la presidencia de Varela, quien intentó confrontarlos con investigaciones y prisión.

Una vez instalado en la silla presidencial, estallaron denuncias y acusaciones sobre corrupción durante el gobierno de su antecesor Ricardo Martinelli (2009-2014) y el país –acostumbrado a que la impunidad protegiera las altas esferas gubernamentales– se conmocionó cuando varios exministros fueron encarcelados temporalmente.

Martinelli, enemigo político de Varela, fue acusado de espionaje y extraditado desde Estados Unidos y está preso desde hace dos años con un juicio en desarrollo. Insistentemente endilga a Varela de que él está detrás de su encierro, pero el mandatario afirma que no se inmiscuye en la justicia.

En un artículo que le publicó el viernes el diario La Prensa, Varela sostuvo que el próximo gobierno recibirá un país con instituciones más fuertes y cuyos funcionarios “han entendido que sus cargos son un servicio público y no la ocasión para enriquecerse”.

Como presidente, Varela además tuvo que afrontar el escándalo global de los Papeles de Panamá, que deterioró aún más la imagen del país como paraíso fiscal. Panamá también se vio salpicada por los casos de los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y pese a que la firma habría repartido más de 80 millones de dólares en Panamá y las fiscalías anticorrupción implicaron a más de medio centenar de persona, las investigaciones parecen estar estancadas.

Con descendencia gallega por parte de su abuelo paterno y formado en un colegio jesuita en su juventud, Varela se desempeñó como directivo de la empresa licorera familiar tras graduarse como ingeniero industrial en Estados Unidos. A través de su padre comenzó a hacer contacto con uno de los partidos más tradicionales del país, para luego dar el gran paso de buscar la presidencia en los comicios del 2009. Sin embargo, decidió declinar y sumarse a la nómina liderada por Martinelli, quien se impuso en esa contienda. Esa alianza se rompió en pleno gobierno y desde allí comenzó la rivalidad entre ambos políticos que aún perdura.

Ante los escándalos de corrupción en el país, Varela prometió en su artículo de prensa que hará su declaración patrimonial una vez concluya su gestión, y que no asumirá la curul del Parlamento Centroamericano que como mandatario saliente le corresponde.

“Saldré tranquilo, con la frente en alto”.

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