Moscú, Rusia.- De guerra en guerra. De Ucrania a Siria. Ese es el itinerario elegido por los combatientes prorrusos que se alistan en “brigadas internacionales” para combatir al Estado Islámico (EI), aunque Rusia no tiene tropas de tierra sobre el terreno. “Queremos continuar en Siria lo que empezamos en Ucrania. No hay diferencia entre el Ejército ucraniano y los terroristas del Estado Islámico.
Si mato a un yihadista iré al paraíso”, declaró a Efe Tanai Choljánov, un antiguo militar ruso. Choljánov, tártaro musulmán oriundo de la ciudad rusa de Vorónezh, tiene previsto viajar a finales octubre a Moscú para formalizar los papeles y recibir el “visto bueno” para combatir en Siria. “Allí ya hay muchos voluntarios rusos combatiendo en el bando del Ejército sirio. Un amigo mío, Maxim Trífonov, murió hace poco junto a otros ocho voluntarios.
Su coche pisó una bomba”, asegura en una entrevista en directo por internet desde Donetsk, principal bastión prorruso en el este de Ucrania. Eso sí, él y otros quieren combatir en Siria como “voluntarios» que se alistaron para acabar con la amenaza terrorista y no como “mercenarios” al mejor postor.
Dice que el Gobierno sirio paga 50 dólares diarios a los voluntarios, pero niega que ese sea el motivo, sino que “lo que ocurre ahora en Siria con (el presidente) Bachar al Asad, puede pasar mañana en Rusia». “Yo vi con mis propios ojos cómo los ucranianos disparaban contra columnas con mujeres y niños. Y ahora los yihadistas cometen barbaridades y cortan cabezas. No podemos quedarnos con los brazos cruzados. Hay que acabar con los terroristas”, dice.
Los cristianos rusos quieren participar en esta nueva “cruzada”, “pero también musulmanes de Chechenia y Tatarstán” se alistan para evitar que “la peste yihadista” infecte Asia Central y desde ahí se propague a Rusia, asegura, parafraseando al presidente ruso, Vladímir Putin. Según la prensa local, los diferentes grupos que gestionan estas solicitudes exigen experiencia en combate, buena forma física, un patriotismo a prueba de bomba y un contrato por seis meses, y a cambio se promete un salario digno, equipos e instrucción.
No obstante, llegar a la zona controlada por el Gobierno en Siria no es tarea fácil, aunque hay varias opciones, por aire, por barco o por tierra a través del Líbano o Jordania, ya que Irak está muy lejos y Turquía está descartada por ser enemiga de Damasco. La aventura de Choljánov, de 38 años, comenzó en marzo de 2014, cuando viajó a Crimea a apoyar la independencia de la entonces península ucraniana y su integración en Rusia.
Conseguido ese objetivo, cruzó la frontera con la región de Lugansk con una cámara en la mano, pero acabó participando activamente en acciones de combate que estallaron tras la sublevación militar prorrusa de abril de ese año. Está decidido a crear un batallón ruso que combata por su cuenta en el país árabe para acabar con los yihadistas y recuerda que estos combatieron en el bando ucraniano durante la guerra contra los separatistas prorrusos.
Yana Pirdzhánova no es rusa, pero cree que es su deber acudir en defensa de “los hermanos sirios”, ya que durante la guerra contra Ucrania “muchos extranjeros” también se enrolaron en las milicias rebeldes para defender a la minoría rusohablante. “Queremos devolver el favor. Me lo dicta el corazón. Quiero luchar. No puedo quedarme en casa, mientras otros mueren en Siria”, asegura a Efe desde su Donetsk natal.
Defensora acérrima de la integración de Donetsk y Lugansk en la Federación Rusa, reconoce que lo perdió todo debido a la guerra, sus padres se quedaron sin trabajo y su novio resultó herido. “Yo estudié economía y trabajé como contable, pero estalló la guerra y nos quedamos sin nada. No tenía adónde ir y, entonces, me fui al frente. Combatí durante seis meses, hasta febrero de 2015. Ahora, vivimos una auténtica catástrofe humanitaria”, señala.
Pronostica que la guerra contra el Estado Islámico “será muy larga”, por lo que se necesitan muchos voluntarios para expulsar a los islamistas de Siria. “Mis padres están en contra, pero lo tengo decidido”, asegura esta joven de 24 años que desconfía de la actual tregua vigente en Donetsk, ya que los disparos continúan diariamente y ve “imposible» seguir formando parte de Ucrania.
Ambos apoyan sin dudarlo la decisión del presidente ruso de ordenar a finales de septiembre el inicio de una campaña aérea contra las posiciones de los yihadistas en Siria. “Debería haber empezado antes”, afirman al unísono. Rusia niega que haya desplegado tropas regulares en la vecina Ucrania, como denuncian Kiev y la OTAN, aunque sí reconoce que ciudadanos rusos combaten en Donetsk y Lugansk por su cuenta y riesgo.
Ahora, las autoridades rusas también descartan una futura operación terrestre en Siria y desmienten rotundamente la presencia de sus militares en las filas del Ejército de Al Asad.