Para Luis Gómez Pérez el trabajo ha sido siempre una realización, no una carga. Por eso pasó del segundo al sexto curso en un año ya que había perdido tiempo en los estudios primarios que dejó en ese grado en la Escuela de Emergencia de Arroyo de Agua, municipio de Laguna Salada, provincia Valverde, donde nació el 21 de junio de 1933.
Estaba en Santiago sin su familia e iba mañana, tarde y noche a la escuela Paraguay y a la Academia Santiago mientras al mediodía distribuía las cantinas de comida que preparaba Bonifacia Domínguez para algunas familias de la ciudad y con ese servicio el muchacho pagaba la pensión mientras estuvo hospedado en el hogar de la señora frente al parque de Los Chachases.
Esa mística, que ejerció durante sus periodos de exilio político, perdura a sus 81 años. Escribe libros, ofrece conferencias magistrales, imparte cátedras, dedica tiempo a la lectura y no abandona la lucha revolucionaria al igual que lo hizo en la adolescencia cuando combinó escuela, oposición a Trujillo y liderazgo social junto a Darío Solano, Gertrudis Morel, César Estrella Sahdalá y otros santiagueros en la Sociedad Cultural Eugenio María de Hostos que presidió y de la que surgió un centro de moral, oratoria, periodismo, declamación y urbanidad.
“Santiago ha sido la mejor experiencia, viví una situación idílica como estudiante, como soñador, patriota y trabajador social”, exclama y refiere su emoción cuando vio por primera vez su nombre reflejado en el periódico La Información con su trabajo del Día del Estudiante considerado el mejor entre los alumnos de secundaria con el lema: “Estudio y moral”, que redactó alumbrado con velas cuando terminó de pasar a máquina trabajos para su padre que intervenía en justicia y ayudaba a recuperar tierras.
Allá jugó pelota en el monumento, apreció el contacto con el libro en Amantes de la Luz y además de los amigos citados hizo otros como Marcelo Jorge, Ariosto Sosa, Luis Pérez, Vitín Peralta, Antonio Ferreiras, Guarocuya Batista del Villar. “Mi concepto de amigo es peculiar, nunca he tenido canchanchanes, amigos son los relacionados en mis sueños, en ese sentido he tenido muchos y pocos”, exclama.
Las peñas y tertulias no le atraen pero sí el encuentro familiar. Cada fin de semana se traslada al campo y con la madre de 108 años, hermanos, sobrinos, nietos, baila, disfruta de un buen vino y acompaña boleros que han sido sus predilectos de todos los tiempos.
En 1963, después de sus complots contra Trujillo, entrenamientos militares, cárcel, la reunión en Curazao para venir en una expedición en la que estarían Baby Mejía, Tony Avelino, Pipe Faxas, Hugo Toyos, Darío Solano, él y otros, y luego de sus frustraciones y alegrías en el 14 de Junio, casó con la musicóloga Bernarda Jorge, cuya historia de amor está latente en sus evocaciones desde que la vio las dos primeras veces: una cuando ella salía de su trabajo en Estadísticas y otra del cementerio de la avenida Independencia.
“Era una figurita que se conectaba con mis sueños, siempre me atraían pequeñas, vivarachas, ágiles, y como lejana aspiración, que fuera pianista para que le tocara a mis nietos”. Se la presentó Antonio Isa Conde y le preguntó: “¿Por qué no te casas con una mujer como Bernardita?”. El 6 de septiembre de ese año fue el matrimonio y el 7 salieron para Francia y la Unión Soviética, donde estudiaron historia del movimiento obrero, economía política, filosofía, ateísmo científico, derecho laboral, derecho constitucional. La pareja tiene dos hijos: Nelson Alejandro y Paula Dolores.
Luis Gómez es el mayor de 11 hermanos de padre y madre: Cristiana Falconeris, Semíramis Augusta, Doménico Esmerdi, José Desiderio, Pedro Leónidas, Juana Lamberta, Francisco de Jesús, Domingo Hidalgo, Fidel Omar y Teresa de Jesús. Los de padre son Altagracia, “Cuca” y Leonte.
El intelectual. Aunque terminó la carrera universitaria en 1959 fue después de ajusticiado Trujillo cuando pudo graduarse doctor en derecho. Hizo posgrado y cursos preparatorios para docencia de posgrado.
Sus investigaciones científicas, políticas, humanísticas son tantas como sus labores de extensión, eventos y cargos desempeñados. En el Centro de Estudios de la Realidad Social (CERESD), del que también fue director de Publicación, le vinculan los nombres de Manuel Cocco, Roberto Cassá, Max Puig, Pedro Mir, José Serulle, Vanna Ianni, Héctor Díaz Polanco…
Luis es el autor de las obras Economía e investigación social, Relaciones de producción dominantes en la sociedad dominicana, Economía, política e investigación social, Los derechos humanos en la República Dominicana (1492-1984), La Constitución Dominicana. Estructura e historia, Documentos para la historia política dominicana. Ha asesorado 230 tesis y 21 diplomados que exhibe con orgullo primorosamente encuadernados.
Fue parte de la Consulta Popular para la Reforma Constitucional de 2006, presentada en un decreto del presidente Leonel Fernández. Estuvo en desacuerdo con muchas decisiones y dejó de asistir al año.
Incansable en su intento de “refundar la República”, también se concentra en luchas por la dignidad de la mujer y contra la marginación de la juventud. Desea organizar los sindicatos y trabajadores independientes, elevar el nivel de la salud, la educación, lograr “salarios reales”.
El actual director del Centro de Estudios Constitucionales y del Programa de Extensión Cívica, coordina la Cátedra Extracurricular Pedro Francisco Bonó y preside la Fundación Testimonio y otras familiares.
A sus 81 años confiesa disfrutar inmensamente los avances y define con cuidado lo que es inevitable incorporándolo como un reflejo casi condicionado, razonando: “Si es inevitable, ¿por qué demonios lo voy a sufrir?”.