NUEVA YORK. El vicecónsul del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en esta ciudad, Yulín Mateo, trató de incidentar el programa radial “El Sol de la Mañana”, durante su transmisión vivo desde Manhattan, al cual había asistido en representación del cónsul Eligio Jáquez.

La actitud de Mateo se produjo luego que a su llegada tuvo que esperar una media hora porque en ese momento se encontraba exponiendo el presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Román Jáquez.

Luego de Jáquez concluir y marcharse, el vicecónsul se dirigió con voz estruendosa al staff del programa (Antonio Espaillat, Julio Martínez Pozo, Virgilio Feliz, Pedro Jiménez, Holy Matos y Lea Jiménez) recriminando “por qué le hacen esperar tanto para entrevistarlo”.

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Ante la situación, Espaillat trató de calmarlo manifestándole “usted viene ahora señor vicecónsul”. Martínez Pozo agregó “para que todos puedan exponer vamos a sentarlo junto a usted, a Diana Reyna, candidata a la vice gobernación por el estado de NY, y el alto dirigente del PLD, Gregorio Malena”. (10:34 AM)

“No, no, no”, respondió Mateo a todo pulmón, “a mi hay que entrevistarme solo, no junto a ellos, soy un alto funcionario del gobierno como vicecónsul, además, del partido de gobierno, y vengo en representación del cónsul”.

Espaillat volvió a intervenir diciéndole: “Pero hasta el presidente Abinader esperó su turno y compartió mesa con nosotros en España”.

Mateo gruñó y expresó “¡bueno! yo no puedo esperar”, lo que dio lugar a que lo entrevistaran de primero para exponer datos repetitivos ante la comunidad, algunas veces imprecisos, y para auto vanagloriarse.

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Dominicanos que participaban como observadores en dicho programa condenaron la acción: “Mateo es un engreído, presumido y altanero”, dijeron.

“Dista mucho de la humildad, educación y conocimiento que tiene el cónsul Eligio, y del presidente Abinader ni se diga”, sostuvieron.

El autor de esta crónica, con quien también intercambió expresiones fuera de tono, fue testigo presencial del cuestionado comportamiento de Mateo fuera de cámara.

Al marcharse, el funcionario gubernamental le comentó a parte del público “tuve que imponerme”, como si el episodio de mal gusto fuera algo elogioso.