Materia, signo cultural, historicidad, espiritualidad, pensamiento y poesía, son asuntos medulares en la obra pictórica de Vicente Pimentel.
Pero su obra no nos remite únicamente a las cifras culturales identitarias, sino también a sus propias devastaciones existenciales; a la complejidad de su experiencia íntima y a la misma densidad de sus búsquedas estéticas y sus fugas espirituales.
Su universo simbólico se articula mediante formas, planos, manchas, gestos, texturas y estructuras asimétricas, materializando unos espacios pictóricos de insólita belleza cuya capacidad dialógica prospera a partir de sus lúcidos juegos texturales, tensiones energéticas, alucinaciones e insinuaciones simbólicas.
En 2020, el Ministerio de Cultura reconoció a Vicente Pimentel con el Premio Nacional de Artes Visuales, máximo galardón con que cuentan las artes plásticas y visuales de la República Dominicana.
Aun así, ya sea por imprevisión, desidia o “pendejadas” burocráticas, el artista que, desde hace casi dos años, se encuentra en delicado estado de salud en una clínica parisina, todavía no recibe su cheque ni el depósito de la dotación económica que conlleva su merecido galardón.
La ausencia de Vicente Pimentel de su tierra natal sobrepasa hoy los 45 años. Sin embargo, su exitosa trayectoria internacional ha sido seguida por coleccionistas, creadores, críticos y curadores que se mantienen al tanto de su intensa actividad creadora y expositiva en Europa, Asia y Estados Unidos, tales como Edwin Espinal Matos, Ranier Sebelén, Abil Peralta Agüero, Cándido Gerón, Dionisio Blanco, Mildred Canahuate y Andrés Vanderhorst, compañero de aventuras juveniles, representante y gran admirador de su obra.
Vicente Pimentel nace en Santo Domingo, el 19 de julio de 1947. Entre 1963 y 1968 se forma en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde sería profesor de dibujo desde 1969 hasta 1971. En 1971, el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Francia le otorga una beca de estudios y en 1972 se diploma en la Escuela de Arte y Arquitectura de Marsella, sección Pintura. En 1973, presenta su primera exposición individual en el Museo del Hombre Dominicano. En 1974, retoma su labor en la Escuela Nacional de Bellas Artes; en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el Centro de Arte Cándido Bidó.
En 1976, retorna a Francia y se radica definitivamente en París. Entre 1976 y 1979, obtiene el Diploma Nacional Superior de Expresión Plástica-Mención Arte y Arquitectura de Marsella- en la Escuela de Bellas Artes de París. Entre 1978 y 1982, estudia Museología en la Escuela del Louvre y la UNESCO con Sr. Georges Henri Riviere. En 1979, expone individualmente en los espacios de la “Cité internationale des Arts”, París, Francia. En 1988, realiza estudios de Animación Museográfica en el Centro Georges Pompidou.
A principios de la década de 1980, Vicente Pimental realiza un viaje a los Estados Unidos y permanece durante una breve temporada en la ciudad de Nueva York, donde conoce y estrecha amistad con el superdotado artista Jean-Michel Basquiat (1960-1988) y el galerista Leo Castelli (1907-1999), quien le invitaría a radicarse en la Gran Manzana y formar parte de sus artistas representados. Esto no fue posible, ya que Vicente Pimentel se había encariñado y compenetrado la cultura francesa.
En París, el primer gran apoyo que recibió Vicente Pimentel fue de parte de la señora Claude Jacqueline Cahour (1912-2007), también conocida como Madame Claude Pompidou, primera dama de Francia entre 1969 y 1974) y viuda del expresidente Georges Jean Raymond Pompidou (1911-1974). Filántropa, mecenas cultural y patrocinadora del arte y los artistas, Claude Pompidou se caracterizaba por su gran sensibilidad social, su elegancia personal y su amplia cultura humanística.
Desde su primera etapa creativa, Vicente Pimentel enfatiza sobre el dibujo, llevando esta categoría plástica al grado de la excelencia. Los espacios y atmósferas de la monocromía, las líneas febriles y sinuosas y los juegos de manchas y sombras volátiles, serán algunas de las principales características de su dicción plástica inicial.
Mucho antes de establecerse definitivamente en Europa, Vicente Pimentel ya había obtenido éxito y reconocimientos notables en su propio país, gracias a sus cualidades excepcionales como dibujante. En 1966, por su dibujo a la tinta sobre papel titulado “La fuga”, obtiene el Segundo Premio de Dibujo del II Concurso de Arte Eduardo León Jimenes.
En 1968, por su dibujo a la tinta y la aguada sobre papel titulado “Ciclistas”, recibe el 5to. Premio de Dibujo del IV Concurso de Arte Eduardo León Jimenes. En 1969, por su técnica mixta sobre papel titulada “Lamento”, recibe el Primer Premio del V Concurso de Arte Eduardo León Jimenes y en 1970 recibe el Segundo Premio de Dibujo del VI Concurso por su obra titulada “La vanguardia”.
En el dinamismo de la línea, la mancha y el ritmo del diseño de su neoexpresionismo figurativo que caracteriza su producción dibujística de las décadas de los 60 y 70 del siglo XX, especialmente en sus composiciones de atmósferas monocromáticas vitalizadas por perfiles de mujeres negras, ciclistas, grupos marginales y caballos retorcidos, se advierte una latente e intensa pulsión abstraccionista que desarrollará en su máximo esplendor matérico y expresivo a lo largo de su estancia francesa.
Además de su excepcional dominio de la técnica, una parte considerable de la obra dibujística que Vicente Pimentel materializa durante su primer período creativo en Santo Domingo trasluce ya su gran sensibilidad social y humanística; su pensamiento vanguardista; la pulsión reflexiva y la carga crítica e identitaria que signan su práctica creadora y su discurso simbólico.
Además de las obras citadas, a esta etapa corresponde una excelente colección de dibujos y obras en técnica mixta, propiedad de la señora Miguelina Sánchez, amiga y gran admiradora del artista y la cual ha sido exhibida recientemente por la galería Arawak Arte Contemporáneo, constituyendo esta la única exposición individual de Vicente Pimentel que se presenta en Santo Domingo desde su partida en 1974.
Desde finales de la década de los 70 del siglo XX, las preocupaciones conceptuales de Vicente Pimentel se orientan hacia la universalización en toda su obra de los signos culturales identitarios, sus experiencias memorables y sus reflexiones personales. Desde luego, ya sea a través de su particular neoexpresionismo figurativo, desde su discurso abstraccionista o en el minimalismo sígnico y matérico de sus resoluciones pictóricas, Vicente Pimentel no ha querido extraviar jamás la práctica dibujística.
En 1972, por su obra titulada “Mujeres de patio”, Vicente Pimentel obtiene el reafirmado Premio de Dibujo de la XII Bienal Nacional de Artes Plásticas. En 1977 recibe el Premio del Consejo Regional de Bouches du-Rhone, Marsella, Francia. En 1981, con su obra al carboncillo sobre papel titulada “Dibujo l”, obtiene un resonante Premio de Adquisición en la XV Bienal Nacional de Artes Plásticas. En 1982, Pimentel obtuvo el Premio Ville de Vitry en Francia. En el 2001, recibe el Premio del Salón de Sanoi y la Medalla del Consejo General de dOise de Val, Francia.
Durante sus dos primeras décadas en París, Vicente Pimentel presenta exposiciones personales y exitosas en Galerie Declinaisons, Rouen, Francia (1983); Galerie Oscar, Estocolmo, Suecia (1984); Galerie Raimond Cordier, París, Francia (1985); Galerie Tiro, Copenhague, Dinamarca (1987); Treizieme Art, París (1987); Galerie Keller, París (1989); Galerie Picaron, Ámsterdam, Holanda (1990); Galerie Baks, La Haya, Holanda (1990); Galerie Lieven de Key, Holanda (1991); Galería El Diente del Tiempo, Valencia, España (1992); Arts Affaires, Boulogne, Francia (1992); La Petite Galerie, París (1992) y Galerie Hanin Nocera, París (1992).
En Francia, Vicente Pimentel desarrolla una intensa y fructífera trayectoria creadora que ha asegurado la proyección y el reconocimiento de su obra y su personalidad artísticas en las principales ciudades europeas, así como en Japón, Hong Kong y los Estados Unidos. Sus obras han alcanzado alta cotización en exposiciones, ferias y subastas de arte contemporáneo realizadas en ciudades como París, Nueva York, Chicago, Estocolmo, Madrid, Las Palmas de Gran Canaria, Londres, La Habana, Rijeka (Yugoslavia), Niza y Copenhague.
Sus obras forman parte de las colecciones de museos e instituciones culturales importantes como el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, Santiago de los Caballeros, República Dominicana; Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, Banco Popular Dominicano, Centro Georges Pompidou, París, Francia; Museum of Art & Technology, Florida, EE. UU; Fonds Regionale d’Art Contemporain, Cajarc, Francia; Fonds Regionale d’Art Contemporain, Normandie, Francia; Fonds Regionale d’Art Contemporain, Martinique, Francia, y Fonds National d’Art Contemporain, París, Francia.
En 2016, Vicente Pimentel forma parte de la exposición colectiva “35 años de la Colección N’Namdi, en The N’Namdi Center for Contemporary Art, Detroit, Michigan, Estados Unidos, junto a reconocidos artistas del siglo XX como Charles Alston, Romare Bearden, Carole Ann Carter, Robert Colescott, Sam Gilliam, David Hammons, Richard Hunt, Mary Laredo, Norman Lewis, Manuel Mendive, Betye Saar y Jack Whitten, entre otros.
En su magna obra “Memoria de la Pintura Dominicana, el artista e historiador del arte Danilo de los Santos (1942-2018), señala que “Vicente Pimentel es un artista que produce una obra repleta de referentes subjetivos y poéticos, que establece una búsqueda constante en la relación figura-signo en sus dibujos. Ubicado en Francia, donde recodifica su pulso expresionista, paulatinamente llega a un notable discurso en el cual la abstracción no excluye el fuerte vigor de un movimiento diestro, conduciéndose hacia el estado de la interioridad”…
Por su parte, el reconocido historiador y crítico del arte Jean-Luc Chalumeau (1939), nos advierte: “Para entrar en el universo pictórico de Vicente Pimentel hay que dar dos pasos seguidos. Al principio, pensamos que nos acercamos a un caos, o a un mundo líquido portador de objetos: aquí nada parece estar «ligado», de ahí esa especie de ansiedad que nos crea la imposibilidad de divisar los elementos que componen una imagen: es decir, quizá la ansiedad de no poder realizar lo que Freud llamaba la inversión quiescente”.
Sus obras forman parte de las colecciones de museos e instituciones culturales