La producción de plásticos está creciendo exponencialmente y al menos 8 millones de toneladas de plástico llegan al mar cada año.
Varios países costeros y más de 700 islas comparten las riquezas del mar Caribe. La prosperidad de la región depende de estas aguas cristalinas y playas limpias. Pero este recurso crítico y los millones que dependen de él se enfrentan a una amenaza importante y de rápido crecimiento: la basura marina.
La contaminación de los océanos causada por los desechos sólidos está emergiendo como uno de los mayores retos ambientales de nuestra era.
La producción de plásticos está creciendo exponencialmente y al menos 8 millones de toneladas de plástico llegan al mar cada año. Se estima que, en 2050, el peso de los plásticos en el océano será mayor que el de todos los peces.
En abril ONU Medio Ambiente lanzó la campaña #MaresLimpios con el objetivo de unir a gobiernos, empresas y sociedad en un esfuerzo global por combatir esta amenaza, que tiene enormes consecuencias para los ecosistemas marinos y para el bienestar humano.
En las principales ciudades del Caribe, sólo se recolecta 50% de los desechos sólidos, lo que contribuye a la contaminación, que perjudica a industrias vitales como la turística, la marítima y la pesquera.
Pero varios países del Caribe ya han respondido con acciones audaces a esta problemática. Antigua y Barbuda prohibió la importación de bolsas de plástico de un solo uso en julio pasado, mientras que San Vicente y las Granadinas prohibió en mayo los productos de poliestireno y eliminó el impuesto de importación sobre empaquetados y recipientes para alimentos biodegradables.
Guyana también ha prohibido el poliestireno y la importación de neumáticos usados, incluso en vehículos de segunda mano importados. El gobierno espera que estos movimientos estimulen nuevos negocios y refuercen su actual iniciativa de transitar hacia una economía verde.
El Programa Ambiental del Caribe de ONU Medio Ambiente, con sede en Kingston, Jamaica, ayuda a los países a encontrar maneras prácticas de abordar los impactos de la contaminación en sus áreas costeras y marinas. Esta acción se enmarca en el Protocolo sobre el control de las fuentes terrestres de contaminación marina, un acuerdo regional que promueve la cooperación para la prevención, reducción y control de la contaminación.
En el marco de este protocolo se acaba de adoptar un plan de acción que proporciona orientación sobre cómo proteger los ecosistemas costeros y marinos de los desechos sólidos y la basura marina. Las recomendaciones incluyen mejorar la recolección, el transporte y la eliminación de los residuos sólidos, restringir la importación y el uso de plásticos de un solo uso, promover el reciclaje y la reutilización y la identificación de materiales de embalaje más ecológicos. Estas medidas pueden ayudar a estimular nuevas industrias y oportunidades de empleo en la gestión de residuos sólidos y plásticos.
El plan de acción está respaldado por esfuerzos permanentes de sensibilización y educación del público para ayudar a cambiar las actitudes, el comportamiento y las prácticas y que la disminución de la basura marina sea un hecho que se mantenga a largo plazo.
Otra iniciativa que promueve una mejor gestión de residuos en la región es la alianza Trash Free Waters. Desarrollada inicialmente como un programa nacional para los Estados Unidos, fue lanzada en el Caribe en 2015.
Implementan la iniciativa varios organismos nacionales y está coordinada por ONU Medio Ambiente, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y el programa de voluntarios Cuerpos de Paz. Su objetivo es mejorar la gestión de los residuos sólidos a nivel de la comunidad local con el desarrollo de actividades de educación y sensibilización. Jamaica y Panamá son los dos países que están en la fase inicial de este programa.