Roma. El papa Francisco, hijo y nieto de inmigrantes italianos en Argentina, es ejemplo de una inmigración que culmina en éxito y brinda a todos «nuevas oportunidades», dijo hoy en Roma la canciller argentina, Susana Malcorra.
La exposición «Génova-Buenos Aires: solo ida», que recrea el viaje que la familia del papa Francisco emprendió a Argentina en 1929, y se exhibe en el Instituto Italo-Latino Americano de la capital italiana hasta el 19 de mayo, fue inaugurada hoy por Malcorra.
La muestra se organiza en cuatro secciones que dan una visión general del problema de la inmigración italiana a finales del siglo XIX y durante el siglo XX, y lo hace con el hilo conductor de la historia de la familia Bergoglio y su viaje al país sudamericano en 1929.
Malcorra señaló que el tema expuesto es de total actualidad en un mundo en el que «se habla mucho de la inmigración, se hace mucho en este país (Italia) por la inmigración, pero en otras partes se teme mucho la inmigración».
En este contexto, cuando Europa trata de encontrar una solución a la gestión del drama migratorio, recordó cómo en el pasado millones de ciudadanos europeos emigraron hacia Latinoamérica en busca de un futuro mejor, entre ellos la familia del actual pontífice.
Rememoró cómo Argentina tuvo durante décadas un gran número de inmigrantes procedentes de Europa, una situación que lejos de generar temor al país fomentó que los argentinos concibieran estas llegadas como «una oportunidad».
La acogida que se brindó a estas personas entonces benefició al país y resulta hoy fundamental «para entender que por mucho que hagamos en el mundo nunca dejará de haber migraciones«.
Por ello, opinó, es necesario canalizar el problema de la inmigración y «hacer que la mezcla de las culturas enriquezca» a todos.
«Los que somos hijos o nietos de inmigrantes, sabemos el valor que tiene dar esa oportunidad a la gente que la busca porque huye de guerras, de matanzas, de enfrentamientos ideológicos y también por falta de oportunidades económicas», dijo.
Aquel recibimiento que los argentinos dieron entonces a las personas que emigraron a su tierra refleja hoy, a través de la figura de Francisco, «los puentes que se tendieron entre Europa y Latinoamérica«, que «acercaron a ambos continentes hasta tal punto que se mantienen muy unidos» también ahora.
«Nos tiene que servir para mirar con optimismo y esperanza y expectativas positivas la realidades de hoy que a veces parecen negras pero que en términos relativos de la historia no necesariamente son tan negras», concluyó.