Un cuadro inquietante para los padres. Durante la pandemia, en muchos hospitales del país se ha visto un aumento duplicado o triplicado de casos presentando convulsión febril, explica el pediatra Alan Vargas. Esta afecta, según estadísticas, entre un 2% y 5% de la población infantil

La desesperación y preocupación de los padres cuando un hijo tiene un proceso febril es de por sí aterradora, pero ni imaginar cuando esta va acompañada de convulsiones.

Son momentos en los que por lo regular los padres no saben cómo actuar, qué hacer, debido a que las convulsiones son eventos que pueden tener diferentes causas y también consecuencias.

Además, no siempre se sabe cuándo se está en un estado de convulsión, estado de la fiebre o nivel de la temperatura para que esto ocurra.

Es importante saber cómo se manifiestan estos episodios en los niños y qué hacer en esos momentos. Para ello consultamos al pediata Edgar Allan Vargas.

¿Qué son las convulsiones? Explica el médico que una convulsión es una alteración eléctrica de aparición súbita, no controlada, que provoca alteraciones en el comportamiento, movimientos (espasmos o aumento del tono muscular) y nivel de conciencia.

¿Por qué algunos niños convulsionan cuando les da fiebre? Según indica el especialista de la salud infantil, la causa de una convulsión febril puede ser multifactorial: debido a enfermedades virales, virus respiratorios, ciertas vacunas, como la triple viral, predisposición genética, o también podría influir el estrés materno, el tabaquismo por parte de la madre, larga permanencia en cuidados intensivos neonatal, tener un familiar de primer grado con antecedentes de convulsiones febriles o procesos convulsivos epilépticos.

Cita como los virus respiratorios más frecuentes que causan convuliones febriles la influenza A y B, coronavirus OC43, 229 E y NL63 y adenovirus.

Refiere asimismo el facultativo, que se ha demostrado que la fiebre aumenta la excitabilidad de las neuronas y baja el umbral para el aparecimiento de convulsiones.

Sin embargo, explica, no todo niño que tenga fiebre alta convulsiona, sino que esto se presenta en infantes que tienen predisposición o algún factor de riesgo.

Añade el doctor Vargas que estos episodios van a depender de la región del cerebro en la que comienza y hacia dónde se extiende, afirmando que la mayoría de las veces suelen ser de corta duración, pero si se prolongan más de cinco minutos, significa que se está ante una emergencia médica.

Las convulsiones también pueden ocurrir después de un proceso infeccioso, ya sea viral o bacteriano, por algún trauma, una masa que está ocupando espacio en el cerebro (tumores), alteración metabólica, o algún accidente cerebrovascular, aunque en muchas ocasiones las causas son desconocidas.

Características. Explica el pediatra que son episodios convulsivos que pueden ocurrir en niños pequeños (entre las edades de seis meses a seis años), cuando la fiebre supera los 38 °Centígrados.

En este caso ocurre sin infección del sistema nervioso central, suelen durar pocos minutos y tienden a ceder por sí solas.

“El niño puede quedar somnoliento después de la crisis convulsiva, mientras que otros no presentan ningún efecto”.
Señala que las convulsiones pueden ser simples o complejas, y que los eventos convulsivos ocurren en un 2% y 5% de la población infantil.

¿Daños colaterales? Señala el doctor Alan Vargas que las convulsiones febriles tienen un curso benigno, es decir que no dejan secuelas, no se asocia a otras enfermedades del sistema nervioso y no corre peligro la vida del paciente.
“Una simple convulsión febril no afecta la cognición, el intelecto ni induce disfunción neurológica”.

No obstante, advierte que de ahí la importancia de diferenciarla de las convulsiones provocadas por enfermedades infecciosas del sistema nervioso central, como la meningitis o encefalitis, y de las convulsiones asociadas a cualquier enfermedad neurológica previa, enfermedad metabólica o epilepsia.

Recomendaciones. El galeno sugiere que en caso de que un niño presente algún episodio de convulsión febril, lo primero es mantener la calma, colocar el niño durante el proceso convulsivo en una superficie plana, retirar el exceso de ropa, vigilar su ritmo respiratorio y sobre todo tratar de tomar el tiempo que dura el proceso compulsivo.

No recomienda administrar ningún medicamento para bajar la fiebre durante la crisis convulsiva, ni tratar de bajar la fiebre en ese momento con medios físicos.

Aconseja “acudir a una sala de emergencias para que el médico identifique el tipo de convulsión, busque el posible foco desencadenante de la crisis y coloque tratamiento”.

“Un error que cometemos siempre es querer bajar la temperatura por medios físicos (baños con agua fría) y después medicar. Debemos primero medicar y posteriormente (aproximadamente 20 a 30 minutos después) continuar controlando la fiebre por medios físicos.

Cuando hacemos lo contrario primero medios físicos y luego la medicación la fiebre en lugar de bajar, sube, por información alterada al centro termo regulador en el hipotálamo”, afirma el pediatra.

Es necesario conocer cuál es el umbral de cada niño para medicarlo, el momento en que inicia el episodio de la convulsión febril”.

El doctor Alan Vargas no recomienda administrar ningún medicamento para bajar la fiebre durante la crisis convulsiva

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La covid-19 podría ser una causa de convulsión febril

Indica el doctor Edgar Alan Vargas que a pesar de que la pandemia que produce la covid-19 ha trastornado considerablemente la vida y el funcionamiento de muchos hospitales, en muchos de ellos se ha visto un aumento duplicado o triplicado de casos presentando convulsión febril.

Añade que según estudios se encontraron diversos virus como desencadenante del proceso convulsivo febril en relación con años anteriores.

“A pesar de tener poca documentación de la asociación de la covid-19 con las convulsiones febriles, siempre debemos tomar en cuenta que las convulsiones febriles podrían ser una posible presentación alternativa de esta”.