De 2012 al 2020, la Presidencia de RD suplantó al Ministerio de Agricultura
Amén de estar equivocados en puntos decisivos sobre la pobreza, varios analistas olvidan la conexión de lo rural y lo urbano, en la exclusión social. Una indigencia no se puede explicar, sin la otra.
El fracaso del modelo de desarrollo rural y las debilidades de la tecnología son la causa de la desnudez de este sector.
En la actualidad, la República Dominicana tiene una población de 10.5 millones de habitantes, esperándose 11.4 millones para el 2030. Unos 9.7 millones (85%) residirán en ciudades. Urbes sin planificación y consumidoras del suelo de mayor calidad agrológica, decidirán el destino de la Nación.
Según el portal interactivo de pobreza de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la pobreza rural ronda el 25% y la urbana, el 20%. Sin embargo, este 20% de pobreza urbana genera más daño humano, violencia social, homicidios, feminicidios, accidentes de tránsito y enfermedades prevenibles.
El concepto de focalizar con porcientos mal calculados, el supuesto impacto positivo a la pobreza, definió el curso ardiente y errático de las “Visitas Sorpresa” del pasado Presidente.
El Estado fue manejado con un enfoque patrimonialista, que llevó la Presidencia a ocupar las competencias propias y sustantivas del Ministerio de Agricultura, como órgano rector del desarrollo rural.
Del 2012 al 2020, la Presidencia de la República Dominicana suplantó al Ministerio de Agricultura. Impuso un programa con inversión que superó los 58,000 millones de pesos en proyectos agropecuarios sumados a más de 40,000 millones de pesos provenientes de otros sectores públicos.
En una década, fue suficiente inversión para resolver la crisis rural. Muy en especial, para armonizar la agroindustria y la agropecuaria con un ordenado proceso de urbanización.
Sabemos que la pobreza urbana genera riesgos, violencia y demanda de servicios de salud a causa de accidentes y hechos prevenibles. Los problemas resultantes de la pobreza rural tienen menos impacto negativo, pero la indigencia rural es determinante en la pobreza urbana acontecida en el pasado siglo XX.
El fuerte crecimiento económico de la última década, no superó las grandes inequidades. La desigualdades disminuyeron a un ritmo menor del esperado.
La pobreza urbana y rural crónica, en la que la gente sufre episodios de privación de servicios, creció. Más alarmante es el hecho que casi una tercera parte de la población es pobre a pesar de tener capacidades y habilidades para generar un ingreso mayor.
Pedro Juan del Rosario, analista consumado del sector rural, indica que el territorio dominicano tiene cinco espacios de lo rural a lo urbano: i) el espacio predominantemente rural; ii) el significativamente rural; iii) la transición rural-urbana; iv) el territorio significativamente urbano y v) el espacio predominantemente urbano. Son gradaciones que requieren políticas, inversión y normas de actuación y regulación.