El ministro de Hacienda ha insinuado que la reforma tributaria será sometida como anexo al presupuesto 2025. De ser así se seguiría el modelo de Leonel Fernández cuando sometió aquel “paquetazo” junto al presupuesto de 1996, pretendiendo forzar aprobación de impuestos presionado por urgencias presupuestarias.
La insinuación -recordando el verso del poeta español Gustavo Bécquer, “volverán las oscuras golondrinas”- nos lleva a preguntamos: ¿Volverán oscuros paquetazos?
Afortunadamente en 1996 el PRSC contaba con diputados suficientes para frenar aquel despropósito y por vocación de Balaguer de disponer presupuestos como años anteriores para contener gastos, fue rechazado.
Debatir presionado por cronologías presupuestarias, impide ponderar serena y sopesadamente componentes tributarios.
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Tienta caer en parches típicos de años anteriores: modificaciones tributarias cubren déficits, pero no rediseñan economía.
Lamentablemente la oposición carece ahora de votos para frenar pretensiones presentes. Aprobarlo requerirá que PRM recurra a su mayoría para imponer paquetazo anexado al presupuesto.
En las pasadas elecciones se exhortó al electorado a “no mirar para atrás”. Extraña, que miremos al PLD 1966 y a otros paquetes tributarios.
Y se debata solamente reducir déficits causados por gastos elevados sin reformar fiscalidad para rediseñar economía: mejorando distribución del crecimiento, sostenibilidad ante endeudamientos y aumentando producción en un mundo que Bloomberg pronostica que sequías, inundaciones, incendios, guerras, huelgas y logísticas portuarias encarecerán 7% los precios productos básicos: cereales-arroz-, azúcar y café.
Aumentando estos renglones y otros, nos blindaríamos ante inflación importada, aumentaríamos nuestra autosuficiencia alimentaria y generaríamos más empleos de calidad.
Pero, también, discutiendo responsable y serenamente nuestro sistema tributario pudiéramos disminuir informalidad causada por injusto y complicado sistema vigente, así como mejorar competitividad y competencia.
Abordar reforma de ñapa, agregaría nuevos parches a los impuestos durante este siglo.
Después de tanto escarceo por tanto tiempo seguiríamos disponiendo fiscalidad deficitaria, aumentando endeudamiento y desestimulando la economía que requiere nuestra nación.
Volviendo con oscuros paquetazos, una adecuada reforma tributaria estará siempre pendiente.
Y Abinader, como Leonel, habrán perdido oportunidad de casarse con la gloria de reformarla para estimular economía justa y saludable que satisfaga mejor necesidades de más dominicanos.