Londres.- El fundador de WikiLeaks Julian Assange planteó por primera vez la hipótesis hace casi una década: ¿Puede la transparencia total derrotar a un grupo afianzado de personas con poder? “Piensen en lo que ocurriría” escribió Assange en 2006, si uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos viera sus correos electrónicos, faxes, informes de campaña, sondeos internos y datos de donantes expuestos a la mirada del público.
“Caerían de inmediato en un estupor organizativo” predijo, “y perderán ante el otro”. Una década más tarde, varios organismos del Partido Demócrata han sido pirateados, varios empleados han renunciado y la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, ha visto los mecanismos internos de su campaña expuestos al público, incluido documentos que ponían en duda su postura sobre el comercio y Wall Street y su relación con la izquierda del partido. Muchos de esos correos fueron publicados por WikiLeaks.
Algunos ven las filtraciones como un indicio de que Assange ha instigado a sus seguidores en apoyo del republicano Donald Trump, o incluso de Rusia. Pero otros que han seguido a Assange durante años creen que está menos interesado en quién gana que en dejar al descubierto y erosionar los engranajes del poder político que funcionan entre bambalinas.
“Tiende a no pensar en la gente, piensa en sistemas” explicó Finn Brunton, profesor asistente den la Universidad de Nueva York y que sigue a WikiLeaks desde hace años. “Lo que quiere hacer es interferir con la maquinaria del gobierno, independientemente de quién esté al mando”.
La misión de WikiLeaks aparecía esbozada hace 10 años en “Conspiración como gobernanza”, un ensayo de seis páginas que Assange publicó en su ahora clausurado blog.