En una segunda edición revisada y ampliada, el sociólogo Wilfredo Lozano presentó su libro El reformismo dependiente con el auspicio de la Fundación Fiedrich Ebert (FES), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y el Instituto de Investigación Social para el Desarrollo (ISD).
El encuentro contó con la presentación de Max Puig, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), y con los comentarios de Olaya Dotel, viceministra de Cooperación Internacional del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) y Rolando Guzmán, profesor e investigador de INTEC y Grupo Pareto, además de la moderación de Adria de la Cruz, socióloga e investigadora social.
Esta publicación, a más de tres décadas de su primera edición, es una referencia imprescindible para el estudio y conocimiento del gobierno de los doce años que presidió Joaquín Balaguer (1966-1978). “El reformismo dependiente forma parte de ese esfuerzo que remite a la comprensión del sistema de dominación social y política que se reconforma en nuestro país a raíz de la caída de la dictadura. Se trata de una sociología del conflicto, de explicar la realidad a partir de las contradicciones sociales, de estudiar, como dice Lozano, la modificación de los mapas sociales”, expresó Puig, al introducir la obra.
El vicepresidente del CNCCMDL añadió que “El régimen del presidente Balaguer, que Wilfredo califica de reformista, no es solamente por la denominación de partido de gobierno, sino por el carácter reformador que asume en la sociedad dominicana […]. Ese reformismo es un bonapartismo que expresa las transformaciones de la sociedad, pero desde una perspectiva dependiente. Hay que precisar que ese régimen reformista balaguerista fue una salida histórica ante el fracaso de las clases dominantes que dan una salida a la crisis de hegemonía con posterioridad al derrocamiento de la dictadura”.
En este libro se estudian las complejas transformaciones sociales, económicas y políticas que la modernización capitalista produjo en esos años. Asimismo, el autor señaló que “Balaguer se ha convertido en este país en una suerte de ritual cultural en términos de cultura política, al que se recurre a la hora de poder explicar cómo se gobierna con eficacia […] al punto de que ya no solo sus aliados o sus seguidores, sino el propio Peña Gómez, en algún momento plantearon a Balaguer como uno de los padres de la democracia”. Agregó que Balaguer en realidad fue el gobernante que logró condicionar el desarrollo democrático en un cauce conservador y autoritario que bloqueó sus posibilidades de cambio modernizador.
Por su parte, Dotel explicó que los doce años de Joaquín Balaguer fueron un periodo de construcción política y Lozano nos hace un recorrido señalándonos los aspectos determinantes de dicha construcción. “Nos plantea que con la instalación del primer gobierno un nuevo esquema de dominación social, política y económica se inauguró en la República Dominicana. En lo político dicho esquema logró integrar un proyecto coherente y bastante estable a los intereses de los diversos sectores y fracciones de las clases dominantes y a la vez logró mantener un eficaz dominio y control sobre el conjunto de las clases dominadas fundadas en esos destacamentos de vanguardia, como eran los partidos de izquierda, organizaciones populares y sindicatos”.
Lozano incorpora un post scriptum que permite apreciar la importancia de la experiencia balaguerista en la construcción del Estado dominicano contemporáneo. Profundiza en la industrialización por sustitución de importaciones, el rol de los militares en el control autoritario del poder, la transnacionalización de la economía y el desarrollo exportador, el carácter excluyente y autoritario de la política estatal hacia el sistema de partidos, entre otros.
Guzmán al referirse al aspecto financiero señaló que “La decisión que enfrentaba un gobierno que asume el poder tras una guerra civil y tras cinco años turbulentos posdictadura, debe responder la pregunta esencial de cuál es el modelo económico que necesita implementar, decisión que obviamente no ocurre en el aire, sino que es respuesta a las circunstancias sociales que se están dando en ese momento. La respuesta que adoptó el régimen fue un modelo de crecimiento basado en la acumulación de capital físico […]. Su papel histórico era garantizar condiciones que pudieran desplazar la función de producción a la que se enfrentaba el país”.
En ese mismo orden, agregó que la situación anterior llevó a un segundo tópico en el que el libro es recurrente, como la necesidad de movilizar el capital generado de una mano a otra, así como el papel del Estado en ese proceso y los mecanismos de redistribución de los excedentes en la economía dominicana durante ese periodo.
Los participantes en el panel coinciden en la vigencia de la obra, la cual ya se encuentra disponible en las principales librerías del país.