Xi Jinping, afrontó protestas por covid ¨cero¨

Xi Jinping, afrontó protestas por covid ¨cero¨

 Xi Jinping

Apenas un mes después de su proclamación para un tercer mandato inédito entre sus predecesores, el presidente chino, Xi Jinping, afrontó protestas insólitas por el descontento popular ante la estricta política del “covid cero” que condiciona la vida en China desde hace casi tres años.  

Xi Jinping comenzó el año con una clara obsesión- celebrar en febrero unos “exitosos” Juegos de Invierno en Pekín mientras Occidente lidiaba con la llegada de la variante ómicron del virus.  

En la cita olímpica, celebrada en un circuito cerrado en el que deportistas, delegaciones y periodistas llegados del extranjero permanecieron aislados de la población local, Pekín trató de presumir de la efectividad de sus rígidas medidas para mantener a raya la pandemia.  

SOCIEDAD “SIN LÍMITES” CON RUSIA

Además, los Juegos ilustraron el cierre de filas de Pekín y Moscú frente a Occidente- mientras Washington y sus aliados no enviaron representantes a cuenta de los supuestos abusos contra los Derechos Humanos en la región de Xinjiang, Xi Jinpingse reunía con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para comprometerse a afrontar juntos “amenazas” a su seguridad y a profundizar su sociedad “sin límites».  

Apenas unas semanas después, Putin atacaba Ucrania dejando a China en una situación incómoda que resolvió de manera ambigua, evitando condenar la invasión, criticando las sanciones occidentales y pidiendo una salida diplomática a la crisis.  

La comunión de Pekín con Moscú coincidió con su creciente rivalidad con Estados Unidos, que más allá de las pugnas económicas y geopolíticas se había adentrado ya en una confrontación de tintes ideológicos y que se recrudecería aún más durante el verano a cuenta de la visita a Taiwán de la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, fuertemente protestada por las autoridades chinas.  

CERO COVID CONTRA ÓMICRON

No obstante, ómicron ya había empezado a poner en jaque la estrategia china de “cero covid»- a cifras de contagios inéditas en dos años se unieron los casi tres meses de confinamiento en la metrópolis oriental de Shanghái en primavera, que dejó las primeras muestras de rebeldía respecto a las duras medidas aplicadas.  

Comenzaron entonces a compartirse vídeos de peleas de residentes con sanitarios, de falta de comida durante las cuarentenas o del maltrato y sacrificio con crueldad de mascotas de personas aisladas, y se empezó a cuestionar la eficacia de los confinamientos mientras la prensa oficial cerraba filas y dejaba claro que era el propio Xi Jinping quien “lideraba personalmente” la respuesta china al virus.  

Xi Jinping no estaba dispuesto a cambiar de rumbo ni a renunciar al estricto libreto que le había dado resultado frente a otras variantes, especialmente en un momento en que preparaba el camino para que el Partido Comunista Chino (PCCh) cimentara su ya enorme poder perpetuándose un lustro más al frente del gigante asiático.  

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POLÉMICA CON HU, ENTENTE CON BIDEN

En el XX Congreso de octubre, Xi Jinping impuso su ley eligiendo personalmente a sus fieles para copar la nueva cúpula de la formación y así dominar completamente el régimen sin facciones internas que pudieran hacerle sombra.  

El cónclave dejó además la aparente purga pública del expresidente Hu Jintao, predecesor de Xi Jinping, desalojado durante la clausura poco después de que la prensa accediera al hemiciclo.  

 Xi Jinping, afrontó protestas por covid ¨cero¨
 Xi Jinping, afrontó protestas por covid ¨cero¨

Purga improvisada o desalojo por un posible malestar físico, el suceso escenificó la laminación en directo de la facción de Hu, a la que los expertos han definido como más liberal, pragmática y orientada al mercado.  

Y en un contexto marcado por la desaceleración económica, Xi Jinping aprovechó la cumbre del G20 en Indonesia para recuperar el terreno perdido tras más de dos años de ausencia y reunirse en persona con su par estadounidense, Joe Biden, a fin de rebajar tensiones.  

Pero lo que pocos esperaban es que, a la vuelta de ese viaje, el líder chino tuviese que afrontar protestas inéditas en décadas en varias ciudades, entre ellas Cantón, Shanghái y Pekín, que mostraron el descontento con el “cero covid” e incluso reclamaron su dimisión.  

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FOLIOS EN BLANCO

Como símbolo de esas protestas, los folios en blanco que portaban los manifestantes por no poder expresar sus opiniones o las pancartas en apoyo a los damnificados por las draconianas medidas.  

Pekín reaccionó con un fuerte despliegue de seguridad al tiempo que comenzaba a relajar algunas de las medidas antipandémicas.  

“La política logró contener la propagación del virus y evitó numerosas muertes, pero su larga duración y su rigidez ha deparado importantes consecuencias económicas y también sociales”, comenta el experto español Xulio Ríos.  

La relajación de las medidas, apunta el analista, puede contribuir a mitigar el descontento, pero deja abierta otra cuestión, “cómo el liderazgo chino afrontará el protagonismo renovado de una sociedad civil que fue capaz de alentar amplias movilizaciones de forma espontánea descubriendo sus propias capacidades para influir en las autoridades».  

“Quienes se han quejado descubren ante todos que sus motivos eran razonables y que sus acciones han provocado concesiones significativas del gobierno”, comenta, y agrega que las protestas “marcan un punto de inflexión en la trayectoria política de Xi Jinping».  

Lo acontecido estos días erosiona, según el experto, la imagen de “fortaleza del edificio político chino, tan sólido que nadie lo puede agitar».  

“Mal haríamos en exagerar el significado de estas protestas pero sin duda alguna han reiterado que esta vez, como casi siempre, las apariencias pueden engañar”, remata.