Una mafia instalada en la dirección de la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA) se sintió amenazada por las denuncias y las acciones legales del abogado Yuniol Ramírez Ferreras en su contra, y la pandilla tomó el atajo desesperado: secuestrar y asesinar al catedrático sin medir las consecuencias.
La investigación policial y de la fiscalía identificó a los acusados, y estableció la extorsión como la causa probable. Según las autoridades, el director de la OMSA, Manuel Antonio Rivas Medina, era extorsionado por el occiso, a quien supuestamente le había pagado un millón de pesos y pretendía pagarle otros tres millones a través de un empresario ahora detenido. El secuestro y posterior asesinato fueron cometidos por Argenis Contreras González (prófugo) y José Antonio Mercado Blanco, alias El Grande, también detenido, y el director financiero de la OMSA, Faustino Rosario Díaz, coronel de la Policía Nacional.
Se trata de un crimen mafioso con implicaciones políticas, pues el eventual autor intelectual, Rivas Medina, es un reconocido dirigente regional del partido de gobierno, miembro de su Comité Central y ex candidato a la alcaldía de Santo Domingo Oeste. El prófugo Contreras González, Rosario Díaz, y el empresario Santana Zorrilla, son estrechos colaboradores del director de la OMSA.
Creo que a pesar de las iniciativas anticorrupción ejecutadas por la actual administración, la recurrencia de manejos dolosos saldados cruentamente debe preocupar a las autoridades.
Una opción válida consistiría en destrabar el Código Penal, el cual prevé sanciones mucho más severas contra estos delitos y revierte la impunidad.