Londres.– El virus del Zika podría ocasionar abortos en embarazos en fase temprana o provocar tejido cerebral blando en los bebés, según un estudio divulgado hoy por la revista Nature, que sitúa a la comunidad científica un paso más cerca de hallar una cura.
Expertos del centro Johns Hopkins (EEUU) que experimentaron con modelos de ratón creen que una mayor comprensión de la transmisión del virus al feto de madres infectadas ayudará a desarrollar tratamientos o vacunas para combatirlo.
Esos científicos observaron que en hembras de ratón embarazadas con sistemas inmunológicos completos, el Zika puede atravesar la placenta -destinada a proteger el desarrollo fetal-, derivando en un alto porcentaje de abortos, así como en el nacimiento de bebés con tejido cerebral blando e inflamación de células cerebrales.
Al administrar el Zika directamente en el tracto reproductivo de los ratones preñados con un sistema inmunológico intacto vieron que generaba desorganización en las capas celulares de la placenta que frenan el traspaso de toxinas, bacterias y virus.
Esta desorganización podría explicar cómo el virus penetra en la placenta para infectar el feto, según la investigación.
Los investigadores descubrieron un mecanismo por el que el Zika podría impedir que unas proteínas antivirales que hay en el cuerpo desempeñen su trabajo de proteger a las células del virus.
Los hallazgos son relevantes pues sitúan a los científicos en una posición más cercana al desarrollo de vacunas y tratamientos para el virus, para el que no existe actualmente ninguna cura.
El zika, vinculado con problemas neurológicos graves en menores cuyas madres estuvieron expuestas a él durante las etapas tempranas de sus embarazos, fue considerado durante la mayor parte de 2016 una emergencia sanitaria pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Tenemos que encontrar una manera de frenar la transmisión del Zika a través de la placenta al feto, porque ahí es donde se genera el daño”, señaló la coresponsable del estudio Sabra L.Klein, inmunóloga y microbióloga en el Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health.