La novela perpetúa el mito que dejó en la República Dominicana ese crimen: todos los que participaron en él han muerto de manera trágica.
Nada es gratuito en una novela. Así como no lo era la introducción del personaje Ricardo en Galíndez, de Manuel Vázquez Montalbán (Santo Domingo: Editora Taller, 1990, 346p.), la vida de Voltaire-Angelito en el Miami de los últimos años tampoco lo era. Al margen de que Galíndez, antes de ser transportado a la República Dominicana por los agentes de Trujillo, fue llevado a Miami, allí vivía Voltaire-Angelito, el mismo que Galíndez reconoce en el momento de su rapto, “entre los rostros el de Angelito” (p.147). Fue en esa ciudad donde Voltaire hizo venir a Muriel Colbert con el fin de hacerle algunas confidencias de interés para su investigación sobre La ética de la resistencia.
En cambio, la manera cómo Muriel Colbert sale de Santo Domingo resulta un poco tirada por los cabellos. No entra dentro de la verosimilitud del relato mismo que aceptara un pasaporte falso y que, además, no dijera a nadie adonde iría. A pesar de que el narrador pone mucho empeño en que ella hiciera ese viaje con el mayor secreto. Es una suerte de secuestro sin violencia. Una manera de hacer entrar a Muriel Colbert dentro de la ilegalidad para no dejar huellas de lo que pudiera sucederle. De hecho, ella misma se identifica a Galíndez en uno de esos momentos críticos de su vida: “Pero te hubiera gustado que hubiera sido diferente, tender la mano como ahora haces, como una prolongación de tu cuerpo desnudo y tembloroso y encontrar la mano de Jesús” (p.337).
En realidad, sólo tres capítulos (cfr.3,7,10) conciernen a la historia de Jesús de Galíndez. Esos relatos dan a entender que se trata de algunos capítulos de la investigación de Muriel Colbert, La Etica de la resistencia. Se trata de analepsis, es decir de flash back, para dar una idea precisa de quién era Galíndez. Ellas lo definen frente al lector que no conoce la historia del vasco asesinado por Trujillo. Se cuenta sus relaciones con los exiliados anti-trujillistas de New York, hasta sus relaciones amorosas con Gloria Viera, quien se supone tuvo una participación en los preparativos del secuestro (cfr. capítulo 3).
La interacción dialéctica entre ficción y realidad es bien lograda en esos capítulos. El transporte en avión, los interrogatorios y la tortura a que fue sometido Galíndez no pueden ser situados. No se puede distinguir si esos relatos son reales o ficticios. En ese momento entra de nuevo en juego la escritura. Ella deja insatisfecho el deseo de los torturadores, de Trujillo. El arrepentimiento esperado por Trujillo, la tortura y la muerte, no pueden hacer desaparecer el texto que había llevado a Galíndez a sufrir ese trato inhumano: La era de Trujillo (cfr. pp.144-148).
El recurso narrativo a través del cual se introduce La Era de Trujillo en la novela es astuto. Trujillo y Galíndez discuten la obra, y a través de ese diálogo tenemos un conocimiento de lo esencial del escrito que condenó a Galíndez a muerte. Además, esa discusión contrapone la visión de Galíndez a la de Trujillo.
La intertextualidad en Galíndez es lograda por Vázquez Montalbán. El uso de una serie de obras sobre el caso, de documentos e informes oficiales se introduce en el relato sin que lo real se sobreponga a la ficción y viceversa. Ellos sirven para dar a la obra ese carácter de novela histórica que no permite saber cuándo se trata de la ficción o de la Historia. Es ese juego que permite al organizador del texto la introducción de personajes reales al lado de personajes ficticios que adquieren la categoría de personajes históricos. Lo mismo se puede decir de lo contrario.
La novela perpetúa el mito que dejó en la República Dominicana ese crimen: todos los que participaron en él han muerto de manera trágica. Sólo había sobrevivido uno, Angelito (Voltaire), cuyo origen es ficticio, pero que, como los de la realidad, como todos los que participaron en el hecho, murió arrollado por un vehículo en las afueras de Miami. Treinta años después, Muriel Colbert toma el lugar de Galíndez. Lo que permite formular la siguiente pregunta: ¿Sucederá lo mismo con los que participaron en su asesinato?
Un hecho significativo y que permite la comparación entre Jesús de Galíndez y Muriel Colbert es el cambio de mando durante el secuestro de ésta. Los agentes americanos ceden su labor a agentes dominicanos. La historia de la investigación de Muriel Colbert es una manera ingeniosa de contar lo que le sucedió al profesor vasco en América. Es una especie de historia en la historia. Una puesta en abismo del caso Galíndez cuya muerte sólo puede ser comprendida si se la compara con la de Muriel Colbert. Pero la novela es también una fábula, cuya moraleja no excluye a los servicios secretos americanos.