Si siempre has sido una persona perfeccionista, además de precavida, a la que le gusta tenerlo todo bajo control, es probable que en algún momento tus niveles de ansiedad se hayan disparado y provoquen que te conviertas en una persona temerosa de lo que está por venir, que le aterrorice la palabra futuro. Es cuando te anticipas a cualquier situación para tenerla bajo control y, paradójicamente, la situación acaba por controlarte a ti.
Me motivé a escribir este artículo porque he notado que cada vez somos más las personas a las que el “no saber” qué vaya a pasar en un futuro, nos genera ansiedad, desmotivación y depresión. Por lo que encuentro apremiante analizar lo que fundan estas respuestas a dichas preguntas en nuestro ser.
En vista de que sabemos que nos ocurrió en el pasado, pero no sabemos qué ocurrirá en el futuro, esa incertidumbre nos puede atormentar cada segundo y provocarnos un gran stress. Puede motivarnos la idea de construir un futuro mejor para nosotros mismos, pero ese deseo puede convertirse en una tortura si al no tener claridad sobre lo que vendrá después, la persona comienza a centrarse en el futuro, y así el miedo comienza a apoderarse de su ser.
La vida misma nos ayuda a darnos cuenta que el miedo puede perjudicar nuestra salud y generar problemas “por la frustración de no lograr lo que queremos, pero lo que queremos lo construimos hoy”, por ende, debemos asumir que todo evento, como maestro que es, nos está enseñando a vivir el presente, trabajando en lo que se puede hacer hoy, dado que el pasado ya pasó, y el futuro no ha llegado. A veces tenemos tanto deseo a la perfección y a tener lo que deseamos que simplemente no disfrutamos este maravilloso viaje de la vida.
Si la actitud frente a la vida es de miedo y temor a lo que va a venir, nuestro día a día se convertiría en un plano de inseguridad e ineficacia. Por eso, lo primero es darnos cuenta que construimos la realidad en nuestro presente, y que hoy es el mejor instrumento para el mañana. Si nos llenamos de pensamientos positivos e ideas útiles, podemos controlar y eliminar los pensamientos negativos e inútiles que hacen que nuestro hoy nos llene de miedo.
La ansiedad indiscutiblemente es un sentimiento de miedo, desasosiego y preocupación. Es una emoción más dentro de todo nuestro repertorio, como lo son el miedo, la ira, la tristeza… Sin embargo, cuando es demasiado intensa, se convierte en una fuente de sufrimiento que es necesario controlar. Y uno de los síntomas de ansiedad muy relacionado con los ataques de pánico y que con el paso del tiempo deja de ser un síntoma para convertirse en un trastorno es la ansiedad anticipatoria o la ansiedad del futuro, como yo le llamo. Una curiosa mezcla de predicción de futuro, preocupación excesiva y profecías catastróficas que pueden acabar dominando la vida de la persona que la sufre.
No podemos minimizar los riesgos de esta ansiedad anticipatoria con conjeturas funestas y supersticiones que acaban por controlar tu vida y que te impiden relacionarte con los demás con normalidad o hacer tu trabajo de forma competente. Tal y como lo requiere cualquier otro trastorno emocional, la ansiedad anticipatoria necesita un tratamiento, preferiblemente psicoterapéutico que trabaje los pensamientos automáticos negativos e irracionales y reeduque el comportamiento.