Cultura política.- Cualquiera diría, al escucharlo, que está hablando un politólogo al que se consulta sobre un tema de interés general, y sea que tenga razón o no en su “análisis”, lo cierto es que tiene derecho a opinar sobre lo que quiera y cuando quiera, sobre todo si, como en su caso, le encanta el figureo, estar en los primeros planos y bajo los destellos de los grandes titulares. Dice el doctor Roberto Rosario, curado de asombro, que los incidentes ocurridos en la convención celebrada por el PRD, en la que resultaron heridas de bala y perdigones al menos diez personas, forman parte de la cultura política del país, a lo que hay que sumar la crisis por la que atraviesa esa organización. Y como no se quedó ahí, haciendo honor al refrán que dice que el que mucho habla mucho yerra, terminó pasándose de la raya. “Yo creo que los incidentes del PRD no tienen que ver con la necesidad de una Ley de Partidos….”. Nadie pensaría, al escucharlo, que quien así habla es el presidente de la Junta Central Electoral, el árbitro que debió estar presente en esa convención, pero aún así está obligado a responder. ¿Realmente es parte de nuestra cultura política que se impida la presencia en los centros de votación de los delegados de uno de los candidatos? ¿O que se excluya del padrón a miles de militantes para impedirles ejercer su derecho a elegir a las autoridades de su partido? Tengan o no respuesta esas y muchas otras preguntas sobre lo que ocurrió en esa convención oportuno es señalar que el doctor Rosario nunca mostró la menor disposición ni interés porque la JCE la supervisara, ni tampoco se tomó la molestia, así sea para guardar las apariencias, de disimular su intención de abandonar al PRD a su triste suerte. Ese comportamiento, desde luego, no puede considerarse inocente, lo que nos hace recordar que, además de presidente del tribunal de comicios, el doctor Roberto Rosario sigue siendo miembro “en licencia” del Comité Central del PLD.