El Gobierno de Danilo Medina está llevando a cabo un intenso trabajo de intervención de vías de comunicación en el suroeste del país, que bien merece un reconocimiento por el apretado programa, que por la cantidad de los equipos que están trabajando, habla a las claras de un interés de rescatar esa región de su marginación por parte de los gobiernos.
Resulta llamativo el trabajo de cambiarle el aspecto a lo que era el tramo de los Cuatro Vientos, el más peligroso de la carretera a Barahona, que antes de llegar a la entrada a Vicente Noble fue lugar de la ocurrencia de numerosos accidentes, incluso perpetrados durante la dictadura de Trujillo.
En los Cuatro Vientos se están llevando a cabo trabajos de corte y relleno voluminosos, pero se debe tener muy en cuenta que ese terreno, por su consistencia suelta, podría provocarle pánico a Obras Públicas, si no se toma en cuenta su naturaleza, que ahora, al exponerse al ambiente, podría originar severos deslizamientos que dañarían los trabajos en ejecución, como ocurría en el trazado original.
Descendiendo de los Cuatro Vientos, previa contemplación del extenso valle de Neyba, hacia el cual se volcarían las aguas reguladas del Yaque del Sur cuando se construya la presa de Monte Grande, se llega rápidamente, vía Vicente Noble y Tamayo, a Neyba donde se inicia el circuito o anillo vial del lago Enriquillo, circuito que en la actualidad está intervenido por la OISOE en el pavimentado y reubicación de algunos tramos, que en febrero 25 de este año se anunció que estaría finalizado en mayo pasado, pero en la actualidad todavía le faltan tres o cuatro meses por completarlos, sin contar con la nueva ruta al norte del nuevo poblado de Boca de Cachón, en la estribación sur de la sierra de Neyba.
El nuevo tramo, desde el actual Boca de Cachón a Jimaní, está en su rasante final, faltándole el material de base para proceder a su asfaltado y podría estar completado para fines de año, lo cual mejoraría bastante el tránsito por la parte norte del circuito, con la previa contemplación de los acelerados trabajos que se llevan a cabo para construir el nuevo Boca de Cachón, donde se destaca la moderna infraestructura de apoyo para los constructores y supervisores, observándose criterios modernos para los campamentos al estilo que utilizan las empresas brasileñas; ya casi todas las viviendas tienen sus paredes levantadas al cielo.
Desde Jimaní a Duvergé, en el tramo sur del circuito y recostado de la parte norte de la Sierra de Bahoruco, la vía sufrió una alteración con la variante de Baitoa, en donde las aguas del lago, al subir de nivel más de 14 metros, ocupó la vía anterior, reubicándose a mayor altura sobre el lago, para caer en el hermoso descanso del balneario de Las Zurzas.
El tramo de Duvergé a Cabral y luego su cruce con la carretera a Barahona presenta una nueva capa de rodadura casi en toda su longitud, pero se debe advertir que es necesario vigilarla para fines de mantenimiento por la naturaleza del material utilizado.
Se construye un nuevo tramo, desde Jimaní hasta Malpaso, para desechar el tramo inundado por las aguas del lago Azuei, el cual se ha encargado de imponer un caos en los trámites aduanales del paso de productos hacia o desde Haití, con todas las mercancías en el suelo por carecer de almacenes, ya inutilizados por las aguas de lago haitiano, realizando las tareas de control de una manera caótica y rudimentaria, lo cual es señal de que no existen controles efectivos y el ambiente es un escenario para todo tipo chapucería arancelaria.
El lago Enriquillo y su región aledaña tiene toda la atención del Gobierno, hasta con la preparación de tierras y canales para asentamientos agrarios de la zona. Si ahora se prepara un proyecto adecuado para aprovechar la belleza del lago, sus caritas, sus caimanes, sus higuanas, sus flamencos para fines de un turismo ecológico y teniendo como arranque al nuevo pueblo de Boca Cachón, se estarían estableciendo las bases de un futuro promisorio para la región.