El economista José Luis De Ramón planteó que las tasas reales de interés están sustancialmente más altas de lo que le conviene a la actividad económica, restan competitividad y dificultan la generación de empleo, perjudicando a todas las empresas y personas que tienen préstamos en República Dominicana.
“Es importante que el Banco Central considere esta situación en su diseño de la política monetaria”, dijo el economista en un análisis publicado esta semana en Deloitte Economic News.
Para sustentar sus planteamientos, De Ramón especificó que el BCRD está sentado encima de más de RD$450 mil millones en certificados y tiene que seguir emitiendo, tanto para renovar vencimientos como para las operaciones monetarias.
Agregó que los certificados han aumentado a un ritmo promedio anual de 15.7% en los últimos cuatro años, subiendo RD$58,000 en 2015 y más de RD$67,000 en el año 2016.
“Como agente de captación, es entendible que quiera tener contentos a los dueños de estos certificados. Esto explica no sólo su proactividad para controlar el tipo de cambio (llegando a permitir la escasez de divisas), sino también que permita, e incluso apoye, altas tasas reales de interés (en noviembre 2016 aprobó subir la tasa de política de 5.0% a 5.5%), dijo.
La tasa de interés. Para De Ramón, en República Dominicana el objetivo oficial de la política monetaria es una “meta de inflación”.
“Se procura mantener la inflación dentro de un rango que permita alcanzar un crecimiento económico sin un aumento indeseado de los precios”, indicó.
Agregó que en la práctica, el resultado de la variable inflación ha estado consistentemente por debajo de la meta propuesta por el Banco Central.
“Es muy bueno, y muy difícil de que ocurra, que la economía crezca dentro de su potencial con tasas de inflación muy bajas. En el país esto es precisamente lo que muestran las estadísticas oficiales”, comentó.
Llama la atención, dijo, que la tasa de interés real, o sea la tasa de interés menos la inflación esperada, tenga una tendencia consistentemente al alza en los últimos tres años, alcanzando cotas históricas, mientras el margen de intermediación se ha mantenido en consonancia con el promedio histórico.