El valor de la imagen

El valor de la imagen

J. LUIS ROJAS.

Identidad e imagen

Todas las organizaciones tienen una determinada imagen pública, pero no todas tienen una imagen pública corporativa. En términos estructurales y operativos, la imagen corporativa se comporta como si fuese un rompecabezas, donde cada una de las piezas forman un todo. Para que la imagen pública corporativa sea creíble debe ser capaz de proyectar a la organización tal y como es por dentro y por fuera, ni más ni menos.

La imagen corporativa es un proceso dinámico, participativo y continuo, dependiente de la identidad y la comunicación corporativa. La imagen pública se convierte en corporativa en la medida que los grupos de interés tienen la posibilidad de percibir, reconocer y asociar los diferentes vectores que conforman la identidad de las empresas e instituciones.

Sin unos vectores de identidad bien definidos y bien comunicados, no hay imagen corporativa. A duras penas podrá haber imagen pública fraccionada. En este sentido, se entiende que la imagen pública corporativa es el conjunto de rasgos tangibles e intangibles de la identidad, a través de los cuales se describe, recuerda y asocia la manera de cómo las organizaciones realizan sus operaciones y actividades.

Cuando la identidad y la comunicación corporativa son gestionadas como parte de las estrategias de diferenciación, éstas generan percepciones, actitudes y opiniones que luego se transforman en imagen pública corporativa. La identidad y la comunicación corporativa son medios para lograr un fin llamado imagen corporativa. La identidad corporativa es una decisión estratégica de la alta gerencia, con lo cual se persigue un desempeño similar en todos los procesos . El sostenimiento de la identidad corporativa pasa por la socialización y el empoderamiento de la misión, visión y valores por parte de los miembros que conforman las organizaciones.

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