POR CLAUDIO CABRERA
A partir de los años 80 en que las economías de los países en desarrollo recibieron las primeras sacudidas que implicaba la irrupción del libre comercio a nivel internacional, República Dominicana decidió a tiempo ponerse en lista junto a los países de latinoamérica para no rezagarse en caso de prosperar la nueva apertura, cuyos cambios implicarían una revolución en las raíces del sistema productivo mundial.
Por tratarse de países de gran tradición agrícola, pero también con vocación al crecimiento de su sector industrial, los términos en que se está negociando la llamada Agenda Doha para el desarrollo contienen una implicación de suma importancia para la economía nacional, en vista de que la agricultura constituye su recurso vital de mayor competitividad para el futuro inmediato.
Hay dos puntos centrales en esta agenda, siendo la agricultura el principal, el cual incluso determina el resto de los aspectos que se están tocando en dichas negociaciones, advierte el Secretario de Oficina Coordinadora de la Comisión Nacional de Negociaciones Comerciales, licenciado Julio Ortega Tous.
Los países desarrollados ante la agenda de la OMC son los Estados Unidos, la Unión Europea que agrupa a los de Europa Occidental, ustralia, Japón, Canadá, Islandia, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y Bulgaria, que aunque no es económicamente desarrollado asume las posiciones de esos países en materia comercial.
Tal es la razón por la cual han surgido tantas posiciones diferentes, agrupamientos y grupos de intereses que se mueven en el contexto de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La República Dominicana ha debido cobijarse bajo el manto del G-22, una agrupación 22 países de pequeñas economías vulnerables ante los impetuosos cambios del comercio mundial. Aunque el G-20 que liderean la India y Brasil son los que llevan la voz cantante ante los países ricos.
Anque actualmente hay una gran variedad temática en el seno del organismo hay dos puntos centrales en discusión, siendo uno la agricultura, centrado el problema en la cuestión de los subsidios y las ayudas tanto internas como a sus exportaciones otorgadas por los países desarrollados a sus respectivos agricultores y exportadores.
En un segundo orden, subordinado al anterior, está también el tema relativo a las diferentes formas de imponer limitaciones que aplican los países desarrollados para impedir el acceso al mercado a los productos provenientes de países en vías de desarrollo. Ellos -los países desarrollados-, exigen que nosotros abramos nuestros mercados sin limitaciones, pero no nos dan un correspondiente acceso a facilitar el ingresos a sus respectivos mercados de nuestros bienes agropecuarios, explica Ortega Tous.
Resulta que los bienes agropecuarios tienen una gran sensibilidad por muchas razones, por la fracturación del mundo en desarrollo que también se divide en diferentes agrupamientos como son países menos desarrollados, de desarrollo intermedio, de reciente industrialización, países grandes, pequeños y otros.
Hay que tomar en cuenta que en los países subdesarrollados el peso de la agricultura no tiene tanto que ver con el peso en su Producto Bruto Interno (PBI), sino con la importancia social y la cantidad de productores agropecuario, o sea considerando la mano de obra ocupada en el mercado laboral, tanto para una producción de mercado, como para resolver los problemas de subsistencia o propiamente alimentarios.
Por eso hay que considerar que estos países cuentan con la potencialidad de desempeñar importantes roles en un mercado en que se eliminen todas las trabas y distorsiones que le afectan, para que se pueda crecer a través de la agricultura.
Las gentes que creen que la agricultura terminó están equivocadas -afirma Ortega Tous-, puesto que la agricultura es quizás la revolución más importante que el hombre ha logrado desde el punto de vista tecnológico desde su aparición sobre la faz de la tierra.
Un fuerte agrupamiento
Según expresa el Ministro Consejero de República Dominicana ante la OMC, licenciado José Rivas, por eso es que dentro de la OMC funcionan una cantidad enorme de conjuntos países, por lo cual ya existe un mapa indicativo de agrupamientos para defender sus intereses de los países en desarrollo.
Explica que este mapa fue preparado por la misión de Japón ante la OMC porque en las discusiones que se estaban dando los países que se oponen a las pequeñas economías decían que había una superposición de participaciones de algunos países, por ejemplo, de las pequeñas economías, pero que al mismo tiempo eran miembros de los ACP, de los intermedios, lo cual dificultaba la ventilación de los temas y la ubicación de los beneficios a la multitud de países.
La razón estriba en que quería hacerse una radiografía de cuál era la participación de cada uno de los países en los distintos grupos que intervienen en la OMC. Con ello se podía ver claramente la participación doble de algunos en distintos escenarios de negociaciones con intereses especiales.
De acuerdo con Rivas, las pequeñas economías pedían más flexibilidades, en función de que sus respectivas economías no excedían del 0.01% de las exportaciones mundiales, pero el alegato de quienes se oponían a estas pequeñas economías era de que había que examinar eso, porque hay países que van a recibir dos flexibilidades, una como pequeña economía y otra porque caen dentro de otras concesiones, como muestran casos de países como Mauricio y Cuba, que caen dentro de las concesiones del Párrafo 6.
Se trata de países que porque tienen menos del 35% de sus líneas arancelarias consolidadas, por tal situación no van a realizar ningún tipo de desgravación en la Ronda de Doha. De aquí que señalan que como Cuba y Mauricio no van a desgravar, por tanto no deben ser incluídas dentro de las pequeñas economías.
Entre los países denominados como NAMA 11, están un grupo de once países que defienden una posición diferente a la de los países desarrollados y participan la India, Brasil, Venezuela, Cuba, Sudáfrica, Egipto, Indonesia, Filipinas, Túnez, Namibia y Argentina.
Son gente que se oponen a la política comercial de los Estados Unidos y a Europa, y lo enfrentan, pero en el campo de las negociaciones se diferencian en el sentido de que Estados Unidos y los países defienden la Fórmula Suiza para reducción arancelaria inmediata. Los otros, en cambio establecen la Fórmula Hábil de recortes moderados y más lentos que implican gradualidad para que se les de oportunidad a los países en desarrollo de reconvertir sus economías.
También están los países de recién ingreso (Recient Access Membership), conocidos como RAM, que tienen un trato que implica un manejo distinto pues cedieron para ingresar luego de fundada la OMC con la Ronda de Uruguay, aunque piden no se les hagan exigencias muy severas en vista de la primera cesión para su ingreso.
Los países del NAMA
El otro gran problema que se discute en esta Ronda de Doha es lo que en inglés constituye el trato relativo al acceso a los mercados de productos industrializados contenidos bajo la denominación inglesa NAMA, que en inglés son Non Agricultural Market Access.
Este es el segundo tema en importancia en las negociaciones de la OMC, pues se trata de productos que cuando son producidos en los países en desarrollo confrontan una enorme cantidad de limitaciones o barreras no-arancelarias. Se trata de limitaciones de diversa índole, como son de calidad, de controles fitosanitarios cuando se trata de alimentos, reglas de origen, requerimientos técnicos y otros.
Hay un tercer tema además que reviste gran importancia para nuestro país. El de los servicios e inversiones. Pero hoy en día lo que tiene trabada las discusiones de la Ronda Doha es la agricultura, así como el acceso al mercado de productos industrializados.