DIÓMEDES MERCEDES
República Dominicana, provincia del Caribe, latinoamericana; asentando en los Estados Unidos y en Europa a los más pujantes de su población que han de regresar; separada de las otras costas caribeñas y continentales por dos mares. Situada entre ellos como una barca entres sus limites bajo el mismo trayecto del sol que la baña, iluminándola. Tierra de choques, de sudor, sangre y decepciones, donde la alegría resiste y la vida no se rinde.
Comparte con Haití el territorio insular y el propio donde se agolpan entre fricciones culturales e históricas los escombros de ambas naciones, cuerpo del Ave Fénix milenario latinoamericano, reunidos por el instinto vital y la esperanza. Doce y más millones de habitantes que se multiplican empobrecidos por el saqueo corporativo, siempre en busca de capital primario que construye colonias para obtenerlo.
República Dominicana, asiento de doce y más millones de empobrecidos de dos diferentes comunidades, desterradas de futuro, confinados como esclavos para la gran factoría de capitales extraños. Números de negros, mulatos y mestizos de ambos géneros, trasegados al antojo de los amos por capataces que se lucran, cerniéndolos y enclavándolos a conveniencia a ambos lados del límite ideal fronterizo, y de provincia a provincia en cada país.
¿Capataces? -No!! Es una casta minoritaria, económica, política, militar y judicial, modernizada, creada para ejecutarnos, con la liquidación patria; pagados con los sueldos, la corrupción, y los privilegios dados en premio no por méritos éticos, sino según la hoja de servicios prestados al ordenamiento colonial, para la explotación ilimitada del trabajo, del talento que es trabajo, y para la sobreexplotación urgente de los recursos naturales y la posición geográfica de ambos pueblos.
República Dominicana: bajo las luces diurnas y nocturnas paradisíacas, románticas, sensuales y multicolores de su paisaje y topografía exclusiva; con una geología social explosiva, sedimentada por las corrientes continuas, densas, fangosas, de masa inestables de lodos pestilentes arrojados por el vientre económico-político escondido tras los telones de la formalidad social, de la actividad superficial callejera, y de la superficialidad institucional y democrática que cacareamos. Superficies, formalidades y apariencias en las que los detentadores del poder tienen que empeñarse con el decorado de las fachadas en las que tendrán que vender la ilusión de bienestar en la que se supone viven los demás y que al otro aún no le llega, pero viene por ahí.
Esperanza inútil envuelta como en papel de regalo con la ilusión de legalidad y legitimidad dentro del que prospera el desarrollo colonial, excretando atropellos e injusticias etc., para los cuales sirven los actos esporádicos y las actitudes de los representantes del poder judicial que cumplen a cabalidad su rol, dentro de la estrategia conjunta de legitimar y vender esa ilusión falsificadora.
El instrumento clave que procesa esa ilusión y los hechos que ella envuelve, es la siempre remosada y escandalosa Junta Central Electoral, templo del oficio religioso de cada dos años a los que se nos conduce como espectadores de nuestro propio sacrificio. El pueblo se deja llevar pero sabe a qué lo llevan en esas movilizaciones y circos periódicos a los que les arrastran los grandes como sus chusmas. Muchas y muchos intuyen que van a ser gaseados en masa como los judíos cuando Hitler, y los sobrevivientes saldrán felices de vivir, silenciosos, con sus cerebros lavados. Hoy se trata del crimen del exterminio de la voluntad humana.
Si las elecciones sirvieran para algo, serían ilegales. Pero, qué va uno a hacer? Uno está tentao de cualquier cosa, pero no hay otra. Así expresó esta situación, como para si misma, una señora junto a mí en el último foro popular del API (Activistas Progresistas Independientes) el sábado 24 de este mes, en los Guandules; y yo pensé, bueno, pues pronto la prohibirán y la sustituirán como la Consulta contra la Constituyente; esto así porque en otros lugares, desde ésta para algo estásirviendo bajo nuevos dirigentes y paradigmas.