La remodelación conjunta de unos 56 hospitales del país es una de las razones principales de que haya una sobredemanda en algunos centros de salud, cuya asistencia se ha duplicado en los últimos años, siendo las áreas de emergencias las más afectadas.

Esto lo confirman las directoras de los hospitales docente Francisco Moscoso Puello, Belkis Pimentel, e Isabel Menual, del Padre Billini, centros donde, dicen, tienen una sobrecarga después que el Hospital Luis Eduardo Aybar o Morgan, fuera demolido para su reconstrucción.

Aunque entienden un tanto exageradas las consideraciones del cardiólogo Fulgencio Severino, quien afirmó que estos centros, junto al Dr. Salvador B. Gautier deben ser declarados en emergencia debido a las precarias condiciones.

Pero reafirman la situación que describió este sobre las unidades de emergencias de esos centros, cuya capacidad de atención está muy por debajo para la cantidad de pacientes que se reciben a diario.

En el caso del Moscoso Puello, con el Morgan fuera de servicio, recibe el doble de personas aquejadas de salud. De acuerdo su directora, atienden ahora unas 2 mil personas al día.

Pimentel confirma la carencia de equipos, sobre todo en la Unidad de Cuidados Intensivos, que para la magnitud del hospital debería tener unas 12 a 15 camas y en la actualidad solo cuenta con 5 y solo tres con ventiladores, otros tres están en reparación.

Explica que la propia sobre demanda hace que los equipos se averíen con frecuencia.
En ese centro, dice, nunca han tenido un tomógrafo. Uno de 8 cortes tiene un costo aproximado de 15 millones de pesos que el centro no puede asumir.

Sin embargo, pese a esas carencias, asegura que nunca han dejado de prestar el servicio a ningún paciente y tratan de manejar la multitud que va al centro en busca de atención. Por lo que no cree que esos hospitales deban ser declarados en emergencia.

El panorama en el Salvador Gautier es similar al antes descrito. Pacientes aquejados que deben ser atendidos en sillas viejas, en lo absoluto cómodas para un enfermo, porque las 20 camas permanecen ocupadas, en ocasiones por personas que necesitan ser ingresadas pero que por falta de disponibilidad en las habitaciones deben ser mantenidos ahí.

La situación se agrava puesto que este centro no solo recibe parte de los que antes se atendían en el Morgan, sino a la mayoría de casos de emergencias del 9-1-1, que mantienen el espacio abarrotado, todo esto en una edificación con muestras evidentes de deterioro.