El caldeado ambiente noticioso de estos días con llamados a paro de algunos empresarios del transporte, el show mediático en que ha devenido el caso de incesto que involucra a un conocido comunicador, y la asamblea de la ONU, opacaron un interesante informe del Banco Interamericano de Desarrollo sobre la corrupción en Latinoamérica y el Caribe.
De acuerdo a datos oficiales suministrados por el organismo internacional, la ineficiencia en el gasto público de parte de los gobiernos de América Latina y el Caribe, cuesta al año unos 220 mil millones de dólares, un monto que de acuerdo a la entidad, sería suficiente para eliminar la pobreza extrema en la Región.
En su informe anual el BID atribuyó a la corrupción y a la abultada nómina salarial en el sector público, las causas principales de una pobreza que reduce las expectativas de vida. Parecería que el informe presentado el pasado lunes fue producto de investigaciones realizadas en nuestro país.
Y digo esto, porque precisamente en estos días, ha salido a relucir el dispendio de los recursos públicos que se realiza en la Cancillería de la República donde decenas de personas cobran miles de dólares sin cumplir con ningún tipo de trabajo y sin tener ninguna calidad que no sea ser seguidor o amigo de Miguel Vargas Maldonado.
Esa situación no es exclusiva de ese ministerio ya que en las distintas instituciones del Estado existen unas famosas nominillas que sangran el erario. La otra parte del informe del BID hace alusión a la corrupción oficial, tema que por la abundancia de casos en el país, necesitaría analizarse en otra entrega.