Falleció en la tarde de ayer en esta capital la señora Berna Gainza, madre de la periodista y productora de televisión Nuria Piera y Sonia, luego de padecer por algún tiempo quebrantos de salud.
Sus restos están siendo velados en la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln en esta capital. El sepelio se realizará en el cementerio Cristo Redentor capital.
Anoche, amigos y relacionados ligados a los medios de comunicación, conductores y productores de televisión y artistas visitaron la funeraria para expresarle sus condolencias.
Entre Nuria y su madre siempre existió un vínculo estrecho. La señora Gainza, de origen vasco, se le podía definir como una mujer que manifestaba un eterno y gran amor de madre y para ella sus hijas fue la razón de vivir, aunque a una la definía como un temperamento más fuerte que la otra, expresaron sus familiares.
Doña Berna estudió medicina y ejerció para la Cruz Roja Internacional hasta que casó y se dedicó a la educación de sus hijas. Cuando ella tenía 30 años nació Nuria, la menor de dos, procreadas con el fenecido periodista Enrique Piera Puig.
Aún con cuatro meses de embarazo, doña Berna no lo sabía, hasta que el médico le diagnosticó su estado, ya que no sentía los síntomas de una criatura que llevaba en su vientre. A los ocho meses, un 29 de junio, vio a luz Nuria, nombre que en árabe significa «Nieve, la Patrona de los esquiadores».
Decía doña Berna que su hija Nuria heredó la fortaleza de trabajo de su padre, que veía las inquietudes que desde pequeña su hija tenía porque las cosas el salieran como ella quería.
El esposo de doña Berna, el periodista y comentarista Piera Puig, falleció luego de ser atacado a tiros el 9 octubre de 1970 en horas de la noche, mientras se hallaba en la galería de su casa, ubicada en el ensanche Ozama, después de regresar con su familia de la playa de Boca Chica. Falleció el 19 del mismo mes, luego de permanecer en el hospital militar Doctor Enrique Lithgow Ceara.
La señora Gainza viuda Piera, a tres años de la muerte de su esposo, escribió lo siguiente: «La tranquila noche fue rasgada por los disparos hechos contra un hombre indefenso, que estaba rodeado de toda su familia. Este sagrado vínculo, no los detuvo. La verdad es, que las fieras, no tienen familia.
Los cobardes asesinos lo emboscaron, esperando a su víctima.
Lograron su objetivo y, cómo no, si atacaron por la espalda con premeditación y alevosía. Solo unos minutos bastaron para sembrar muerte y desesperación y cortar las risas en flor, en la boca de unas niñas…