Fulgencio Batista Saldívar fue el último de los miembros del selecto club de dictadores de América que se exilió en Ciudad Trujillo. Llegó por avión en la madrugada del 2 de enero del 1959, hace 56 años. Este club lo encabezó por largo tiempo el dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
Batista y sus familiares, miembros de su gabinete y guardaespaldas llegaron en cuatro aviones que tomaron en la base militar de Columbia.
Fueron alojados en el hotel Jaragua, donde fue necesario desalojar las suites con vista a la piscina olímpica del centro. Trujillo, que estaba indignado con el dictador destronado, por entender que no debió entregar de manera incruenta el poder a Fidel Castro, hizo que Batista pagara la totalidad de los gastos incurridos durante su estancia en el hotel. El Jefe también pensaba que el hecho de que Batista se rindiera ante las guerrillas “ponía su propio país en riesgo, ya que esto les podría dar excusas a los exiliados dominicanos para atacar a su régimen”.
Dos semanas antes de la huida del dictador Trujillo había enviado a Cuba al coronel Johnny Abbes García, acompañado del mayor técnico del Ejército Nacional Fidel López y de un aventurero chino experto en explosivos, quienes llevaron cantidades de armas de distintos calibres. Además tenían el encargo de asesorar a militares cubanos en la fabricación de bombas y otros armamentos mortíferos.
Ya en la capital dominicana el generalísimo reclamó a Batista el “pago” de la deuda y el depuesto presidente le respondió que “la misma (la deuda) debía ser cobrada al nuevo gobierno cubano”, a lo que Trujillo respondió enérgicamente ¿A qué carajo de gobierno voy a cobrar?
Juan Domingo Perón, el dictador argentino, llegó a Santo Domingo un año antes que Batista, el 27 de enero de 1958. Después de derrocado huyó hacia al exilio fronterizo de su colega Alfredo Stroessner, en Paraguay, de donde partió hacia Panamá, y en la ciudad istmeña conoció y bailó tango en el famoso hotel Washington, con la joven bailarina del centro María (Isabelita) Martínez
De Panamá Perón, junto a Isabelita, se desplazó a Venezuela, donde gobernaba el dictador Marcos Pérez Jiménez. Con su fino olfato político el exdictador argentino sintió un futuro incierto para la administración de Pérez Jiménez, y decidió trasladarse a Santo Domingo, donde el dictador Trujillo lo acogió con los brazos abiertos y le facilitó su billetera para cubrir sus gastos.
En principio Perón e Isabelita vivían en el hotel Jaragua, hasta que Trujillo recomendó a la pareja el refrescante aire natural de las montañas de Jarabacoa, donde permanecieron viarios meses hasta retornar a residir en Ciudad Trujillo. Hacía de asistente militar el marinero Zacarías Vidal, que hasta hace pocos años laboró en el Instituto Azucarero Dominicano (Inazúcar), en la avenida Winston Churchill de la capital.
En diciembre de 1959 Juan Domingo presintió problemas venideros para su anfitrión, el dictador Trujillo (invasión de Maimón y Estero Hondo) y consideró que era el momento de mudarse nuevamente, escogiendo a la España de Franco, la sucursal europea del Club de Dictadores, como su punto final.
Perón fue elegido por primera vez presidente de Argentina el 24 de febrero de 1946 y reelecto en 1951, justo cuando su esposa, Eva Duarte de Perón, se enfermó. Su cónyuge murió de cáncer y luego fue inmortalizada en el musical ingles Evita. El 16 de septiembre de 1955 fue depuesto en una revolución que encabezó el general Eduardo Lombardi.
Los problemas que Perón habría divisado para su amigo Trujillo, fue la llegada al país del Nuncio Papal Lino Zanini, en octubre de 1959.
Juan Domingo creía que Zanini, quien había aparecido en Buenos Aires poco tiempo después de su caída, era el agente especial que la Iglesia Católica había enviado para dar energías a los líderes argentinos de la Iglesia e instigar la oposición a la dictadura. Antes de su salida de Santo Domingo se dice que Perón compartió sus inquietudes con Trujillo.
Años más tarde Juan Domingo retornó a Argentina y en septiembre de 1973 fue elegido nuevamente Presidente de la República y su esposa Isabel, vicepresidenta. Luego de su muerte, el primero de julio de 1974, Isabel se convirtió en presidenta y estuvo en el cargo de manera provisional durante tres días y promovida a la primera magistratura donde permaneció hasta 1976, siendo depuesta por una junta militar.
En 1977 autoridades españolas mencionaron a Isabel en un movimiento de escuadrones de la muerte que secuestraban y asesinaban activistas de izquierda, durante su gobierno de dos años.
El 23 de enero de 1958 Pérez Jiménez fue sacado del Palacio Miraflores, en Caracas, en un sangriento golpe de estado. Fue reemplazado por un grupo militar dirigido por el vicealmirante Wolfang Larrazábal, quien tomó el poder y permitió que el dictador se marchara hacia Ciudad Trujillo.
“PJ”, como era llamado por diplomáticos y empresarios norteamericanos, desde Santo Domingo se mudó a España y luego a los Estados Unidos, donde había establecido amistad con poderosos inversionistas americanos.
En 1963 fue extraditado a Venezuela para ser juzgado por desfalco de fondos estatales y sentenciado a prisión en 1968. Al salir de la cárcel volvió a España, donde murió en 2001. Bajo el gobierno de PJ se cambió el nombre de “Estados Unidos de Venezuela” por “República de Venezuela”, y el fallecido presidente Hugo Chávez, lo cambió por el actual: “República Bolivariana de Venezuela”.
Alfredo Stroessner, de Paraguay, un despiadado asesino del ejército, llegó al poder en un golpe de Estado en 1954 y rompería el récord del Club de Dictadores, manteniéndose en el poder por más de 30 años. Se recuerda más bien por la famosa frase que pronunció: “Un régimen autoritario es el precio de tener la paz”.